Elegidos

A las siete plagas, que en realidad fueron diez, yo añadiría la de "Los Elegidos". Si, esos tipos y tipas (que haberlas hailas) que están donde están porque alguien los ha puesto ahí. Gente de una "enorme valía y capacidad", con currículos extensos cual rollo de papel higiénico y experiencia abrumadora en el mundo laboral, tal que les han hecho "merecedores" de unos puestos que, visto lo visto y a tenor de los resultados, les han quedado excesivamente grandes.

Este año pasado hemos conocido a unos cuantos de esos privilegiados por la extraña naturaleza humana. Unos cientos de ellos eran los altos ejecutivos de las corporaciones financieras, entidades crediticias, bancos y empresas inmobiliarias. Causantes todos de la enorme debacle de los mercados bursátiles a nivel mundial. Otros tantos, estos más, digamos miles, han sido los políticos que no han sabido poner freno a la espiral en la que nos movíamos desde hace unos cuatro años, puede que algo más. Siempre con el miedo a establecer controles y límites para evitar males mayores. Buscan un reparto equitativo de la riqueza (o eso dicen) y se empeñan en mantener unas leyes que enriquecen siempre a los mismos.

Pero estos elementos no se encuentran sólo en las grandes corporaciones empresariales y/o políticas. No, los podemos encontrar en todos los ámbitos. Presidentes de club de fútbol que compran partidos. Responsables de asociaciones benéficas que se pulen los fondos comunes en coches, viajes y demás placeres mundanos, médicos deportivos sin escrúpulos que fuerzan a sus pacientes para que rocen el límite sólo para conseguir triunfos (= a €), presidentes de comunidad que trapichean con la cuenta de los vecinos para sacarse un sobresueldo. Todos ellos tienen un denominador común, a cada una de estas personas se les ha otorgado una cantidad de "poder" superior al resto de sus semejantes. Los han puesto en un status más elevado y, esto también es común, al estar ahí arriba parece que no les llega suficiente oxígeno al cerebro porque, o bien se vuelven tontos, o bien se vuelven más tontos.

Tomar decisiones sin consensuar, sin consultar, a lo loco, o "porque yo lo digo" es el rasgo más típico de actuación de estos tipos. Los resultados, en el noventa y nueve coma nueve por ciento de los casos son nefastos. Las consecuencias, en el noventa por ciento de las situaciones, son las mismas. "El Elegido" sigue con su parcelita de poder, sintiéndose intocable, arropado por los que le pusieron allí, mientras que los que han sufrido su incompetencia se ven avocados a seguir aguantandole, hasta que un día digan basta.

Pero no hay que desesperar, porque ese día siempre llega, de una manera u otra.

Esto es fiel reflejo de lo que Katsuhiro Otomo dice en una de sus obras maestras, AKIRA, "¿Qué ocurriría si a una ameba le otorgaras el poder de un ser humano? Su fuerza, su conciencia, su capacidad" Pues simplemente lo que les sucede a estos tipos cuando les das un poquito de poder, que se convierten en déspotas autoritarios. El poder subyuga. Sólo los mejores no se dejan seducir por él.

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