El Último Hombre Demoledor

En este país de pandereta en que nos están convirtiendo España, resulta que hay cosas que no cambian, por mucho que se empeñen los amigos de los que “mandan” en que lo hagan.
Desde que era pequeño y hasta donde mi memoria alcanza (que es bastante lejos porque uno sigue siendo un pipiolín) siempre he oído ese argumento que tan en defensa del cine español sacan, curiosamente, los más interesados en que este no se vea perjudicado, que nos dice que si solo visitamos las salas de proyección para ver películas americanas, la industria española del cine se va a ir al garete, con el consiguiente perjuicio para toda la sociedad y tal y cual y mire usted que pena tengo y que pobrecito soy… Y digo yo, si en Estados Unidos de América, esa nación tan odiada por todos esos progres que ponen a parir todo lo que sale de allí y luego pierden el culo cuando pueden llevarse un Oscar©, el público ve mayoritariamente películas hechas en su tierra y es una minoría la que se acerca al cine extranjero (incluido el que se hace aquí) ¿Porqué en la piel de toro no ocurre lo mismo? ¡Oh, misterio de los misterios! Pues oiga, yo creo que es porque realmente el cine que se hace aquí interesa solo a una minoría, grande si, pero minoría a fin de cuentas y eso no es rentable. Al menos para el que se arriesga a poner en su cartelera una de esas cintas en las que nos cuentan la historia de un profesor de la posguerra, con tendencias homosexuales, amante del buen vino y los libros de Lord Byron, que llega destinado a una aldea del Bierzo y se enamora del cura, que además es republicano. ¿Qué quiere que le diga? Entre la pesadilla de un censor franquista y ver a un grupo de marines del espacio aniquilando bestias mutantes marcianas yo opto por los salpicones de sangre verde. Pero vamos, yo y el noventa y siete por ciento de los que vayan a ese cine.
Y es que yo seré muy tollo, pero tampoco hay que ser un lumbrera para darse cuenta de cuales han sido los éxitos de taquilla nacionales de los últimos años, a ver, hagamos memoria: Torrente, Torrente 2, Los Otros y… puede que El Otro Lado de la Cama (películas que, por cierto, tampoco he visto aunque hayan recaudado más que todas las de Almodóvar juntas). A eso aquí lo llaman cine comercial, pero la única que ha llegado lejos de veras ha sido la de Amenabar, ayudado en gran parte por el Sr. Tom Cruise y su ex, dos puntales de la industria americana ¿irónico verdad?
Pero, en el fondo, entiendo esa reticencia a realizar películas de acción con súper-agentes secretos del CNI (Centro Nacional de Inteligencia) enfrentados a los malvados secuaces de un loco y acaudalado empresario que se quiere hacer con el control del país manipulando noticias en periódicos, televisión y radio… ¡Ay, perdón! Que eso no es ficción, que ya ocurre con Sogecable, aunque nadie se enfrente a ellos. Y es que, seamos realistas, es poco creíble plantear un argumento tipo 007© en plena Castilla La Mancha, porque, además, es que mientras en las pelis americanas los malos tienen medios sobrados para mantener un pequeño ejército de hombres con más arrojo y entrega que La Legión y material para ocupar una república centroamericana, aquí un pobre capo solo se puede permitir una pandilla de cuatro matones con mala leche y encima todos primos suyos. La verdad es que no es lo mismo un despliegue profesional por los flancos de cuarenta ex - militares, que se han pasado al lado oscuro, cubiertos por uno o dos helicópteros, que entrar a saco en la caja de ahorros del pueblo con un Volvo del año 95, soltando tacos y pegando tiros a mansalva.
Bueno, al final me quedaré con las ganas de ver a un Alfredo Landa (que eso si que es un pedazo de actor, con todos mis respetos) con la cabeza rapada dirigiendo la facción sur de SPECTRA© en Europa. ¿Que se le va a hacer? No se puede tener todo en la vida ¿verdad?

Comentarios

Entradas populares