Misteris de l'Estatut

Davinia aún no ha cumplido los veintidós años, nacida en Barcelona, de padre andaluz y madre extremeña, apenas utiliza el catalán para hablar con sus amigos, ni ella ni la práctica totalidad de su círculo. Cuenta que cuando ella iba al colegio no era obligatorio hablar en catalán en las aulas, después si, lo impusieron y todos tuvieron que ponerse las pilas, sobre todo porque los profesores, catalanes de varias generaciones (o eso dirían ellos) les exigían que todo se hiciera en ese idioma, incluidas las protestas, y, supongo que hasta los motes y las peleas del patio a la hora del recreo.
Digo yo que así es muy fácil crear un sentimiento de nación, se coge a la base del pueblo y se le explica que todo el mundo era catalán antes de que llegaran los españoles a reprimirlos con sus ideas fascistas de unión y esas cosas que tanto gusta decir a los de siempre y listo, ya tienes sembrado el campo, en siete u ocho años, cuando tengan edad de votar (siempre que haya ganas de hacerlo y no estén hastiados de acudir a las urnas por chorradas varias cada año y medio) nos hemos asegurado unos cuantos escaños, los suficentes para sacar adelante el proyecto del nuevo-viejo país catalán chachi piruli juan pelotingo.

Ahora nos escandalizamos en media España cuando escuchamos a los cuatro gallitos de turno, embriagados de poder, diciendo cosas que, en el resto de comunidades nos daría vergüenza hasta pensar, pero que a cualquiera que tenga dos dedos de frente no le deberían de extrañar en absoluto. Llevamos años, concretamente todos los de la última democracia, viendo como allí y allá se alzan las voces pidiendo más. Más independencia, más auto-gobierno, más dinero, más, más, más... Mientras que, curiosamente, la respuesta de los que han gobernado el país en todo este tiempo siempre ha sido la misma: toma, toma, toma y mañana hablamos de tu apoyo en la ley 25/1998 de veinticinco de diciembre fun-fun-fun.

Con tanto trato de favor no era raro que una mañana, uno de estos bien pagados servidores públicos, se despertara diciendo: -"!Oye tú! ¿Porqué no acudimos a unos mundiales deportivos como selección nacional? Así verá el mundo que somos una potencia en deporte aparte de en cultura y muchas más cosas que ahora no se me ocurren pero seguro que somos". Sin pensar en las consecuencias políticas de su ocurrencia ¡nada más lejos! Ni de lo que eso pueda crispar en absoluto el ambiente político del país. De modo que allá que se presenta el señorito en las federaciones mundiales de todos los deportes habidos y por haber hasta que una de ellas pique y admita a un equipo regional en un campeonato del mundo. Después de haber sido rechazado hasta por la "International Petanca World Federation", gracias a un primo del cuñado de la vecina del quinto, se consigue participar en el mundial de hockey, y, ¡vaya por Dios! Se gana. De modo que ahora toda la comunidad es especialista en el susodicho deporte, se pone de asignatura obligada en los colegios y hasta se reclama un documento de los Archivos de Salamanca que asegura que en el siglo XIV en Cataluña ya se jugaba a esa cosa. Los barrigones de los escaños se hacen fotos manejando "sticks" y el viejo asunto de la nacionalidad vuelve a sacarse a relucir como quien no quiere la cosa.

Ahora nos quieren colar el timo de la estampita sacándose de debajo de la almohada un panfletillo que llevan preparando Dios sabe cuanto tiempo, echándose las manos a la cabeza cada vez que se habla de tocarle una coma al documento, sobre todo si la coma va seguida de la palabra "nación". Hacen promoción de las excelencias de su idea como si quisieran venderla cual panacea que arreglará los problemas de todo el país, no los de su comunidad, ellos hacen esto por puro altruismo sin esperar beneficio. Y se jactan de que están respaldados por la gran mayoría de "ciudadanos y ciudadanas" de su tierra. Supongo que dentro de esa gran mayoría no incluirá al grupo de Davinia, que no habla de política en su casa porque dice que no entiende o porque no le interesa. Ni tampoco al grupo de sus padres, que después de toda la vida allí no creo que les haga mucha gracia todo lo que está pasando y se está diciendo.

Al final y como por arte de magia, el estatuto de la narices se aprobará dejando medio contentos a todos los que lo defienden y a los que se oponen también, habrá poco cambio más (porque poco hay ya que se pueda cambiar) y mañana otro gallito nos cantará, eso si, pidiendo más, más y mas.
Los que no van a quedar contentos con el arreglo final son los directivos del F.C. Barcelona, que ya se veían jugando la Champions League todos los años por quedar campeones de la liga catalana por los siglos de los siglos.

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