Contra el Mal del Oficinista

Cumplidos ya los treinta, hace de esto tres años, empecé a notar que mi salud no era precisamente la del chaval de veintitantos que pasaba la semana yendo y viniendo de la facultad a patita, visitando el gimnasio dos veces por semana y jugando al frontenis cuatro veces al mes para descargar tensiones (que eran muchas la verdad). Desde que empecé a trabajar los achaques y malestares han ido aumentando y, lo peor de todo, es que, ahora que tengo medios y posibles como para poder dedicar algo más de cuidados a mi cuerpo, resulta que lo que no tengo es tiempo. Llegar a las ocho a casa todas las tardes parece que ya no es excusa para poder hacer deporte, existen gimnasios que abren hasta las mil todos los días, piscinas climatizadas para nadar hasta el día de navidad si te apetece, pero para mí tener que volver a coger el coche, una vez que lo he dejado en el garaje de casa, para ir a otro sitio y luego volver a cogerlo otra vez de vuelta, bueno, no es precisamente mi idea de descargar tensiones y liberarme del stress ya que conducir es una de las situaciones más estresantes del día en mi vida cotidiana.
Mi trabajo en si no ayuda a que este bendito cuerpo, que Dios me ha regalado y que, gracias a Él, aguanta todo lo que le echen encima, esté en forma. Todo lo contrario, ocho horas seguidas sentado delante de una mesa de despacho y un ordenador no son precisamente las condiciones más óptimas para poner a tono la condición física. Visto así no es de extrañar que el síndrome del túnel carpiano, las contracturas cervicales y mi intestino irritable se turnen para hacerme la puñeta de vez en cuando. Dolores musculares, cervicales, de estómago, espalda y cabeza son los males del oficinista del siglo XXI y causa de la mayoría de bajas laborales de este país, en el que las empresas exigen un rendimiento del ciento veinte por ciento pero sin invertir en un mínimo de educación física y mental de su fuerza laboral. Luego nos preguntamos como es que los japoneses y los tigres asiáticos pueden competir a ese nivel con menos población que nosotros en algunos casos. En fin, la culpa será del gobierno como siempre que lo más que hacen es mejorar el horario de los funcionarios más necesitados y/o/u espabilados para que puedan recoger a los niños del colegio. Los que se puedan permitir el lujo de tener niños en este mundo de créditos hipotecarios, diría yo, aunque ese es otro tema.
Por mi parte, yo creo haber encontrado la solución perfecta a mis necesidades de practicar deporte superando la limitación de tiempo y espacio. ¿Cómo? Os estaréis preguntando muchos. Bueno, pues gracias a los chicos de Nike y Sony que han creado el Eyetoy Kinetic. ¿Y eso que es lo que es? Pues no es ni más ni menos que un juego para Playstation2 que combina la experiencia del equipo Nike Motion Works, el grupo de especialistas deportivos y preparadores físicos de esa compañía, con la tecnología de la consola de videojuegos más vendida de la historia. Una cámara web, un poco de espacio libre en casa, no demasiado ya que yo lo hago en el salón de casa, y a divertirse siguiendo esferas a ritmo de música dance, golpeando balones de colores, relajándose practicando yoga o tai-chi. Una rutina de entrenamiento de doce semanas conseguirá que te pongas a tono casi sin darte cuenta. Bueno, los primeros días sufrirás algo de agujetas, pero es normal, cualquier actividad de nivel superior a teclear o mover el ratón del PC te va a generar esos molestos dolores, pero hay que ser positivos y pensar en que si tenemos agujetas es porque hemos trabajado y eso es bueno.
Algunos amigos se reirán de tí al principio diciéndote que eso de hacer el tonto delante del televisor no sirve para nada. Bueno, ya veremos que me dicen los “Guerreros de fin de semana” cuando dentro de algún tiempo yo siga teniendo mi estupenda figura de Adonis mientras ellos bambolean el barrigón y los michelines detrás de un balón los domingos por la mañana.
En fin, estos tiempos de locura que vivimos, los que nos vemos encadenados a una silla para trabajar tenemos que buscar las vueltas para que no nos venza ni el sedentarismo ni el tedio. Sal de casa, da un paseo, monta en bici, patina o haz el tonto delante del televisor, pero no te quedes quieto, eso acabará contigo lentamente. Así que ya sabes: ¡Búscate la vida!

Más información en www.eyetoykinetic.com

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