Tele-Carne Fresca

Yo ya no veo la televisión, bueno, esto habría que puntualizarlo, estaría mejor dicho así: yo ya no sigo la programación de la televisión. No veo concursos, no veo realities, no veo apenas noticias, ni tan siquiera documentales, esto último si que me apena, pero es que hasta eso me ha cansado, cuando has visto ochenta documentales diferentes, de diferentes países y en distíntas épocas hablando de los leones del Serengueti y las migraciones del ñu, pues, como que acabas algo harto. ¿Habrá animales, historias y temas interesantes en este, cada vez menos diverso, planeta que habitamos para que todas las semanas me tengan que plantar las vivencias de la manada de leonas cazadoras de ñues de la sabana africana? Pues no, si no quieres caldo, toma dos tazas. No falla.

Antes veía prácticamente de todo, la oferta no era tan amplia, pero parecía que la calidad era mucho mejor. Puede que comparativamente la televisión de hace diez años fuera, no se, algo cutre comparada con la de ahora, pero, es que la de ahora, no se, creo que mejor que no se compare con nada. Los programas de calidad los emiten a horas intempestivas, a las tantas de la noche. Las series, ya sean buenas o malas, al igual que las películas, las acribillan con bloques publicitarios que llegan a durar tanto o más que la misma serie, con lo que ver un film cualquiera se convierte en una auténtica tortura. Lo de las series es caso aparte, no contentos con meterle anuncios cada diez minutos, además retrasan su emisión tanto que cuando te das cuenta ya te has desenganchado de la trama y has perdido el interés por la misma (para ejemplo un botón: Perdidos (Lost), la segunda temporada ha sido retrasada una y otra vez sin motivo alguno, al final la gente se cansa y se engancha a otra cadena).

El problema con las series los fans lo hemos solucionado gracias a la inestimable colaboración global del mundo friki (algo así como “¡Frikis del mundo, uníos!) y gracias a la tecnología que nos brinda Internet y los gestores de descarga Peer to Peer. Gracias a los P2P podemos disfrutar de nuestras series favoritas de toda la vida, así como de los grándes exitos televisivos mundiales (normalmente de EE.UU.) con una diferencia de dos a cinco días desde su estreno público. En versión original y subtitulada en la mayoría de los casos. Así podemos tener lo mejor de la televisión, cuando queramos y a la hora que queramos sin soportar lo que dicte un directivo de una emisora, que siempre piensa más en los beneficios que en el bienestar del televidente.

Los realities fueron un bombazo allá por finales de los noventa y todavía tienen su tirón, pero, bueno, siguen siendo eso, realities, gente normal, ordinaria, en algunos casos rayano en lo burdo y lo chabacano que se ponen a “prueba” para conseguir lo más estúpido del mundo; Dinero. Si, el dinero es estúpido porque cualquiera en este mundo puede conseguirlo, lo difícil es conseguir la inmortalidad, cosa que tampoco se consigue solo con salir en televisión. Aún así, el mundo de lo íntimo, que es en lo que se basan los realities abre un campo inmenso a la retorcida mente de los creativos de la industria de la televisión. El último ejemplo que he podido ver viene de Estados Unidos (por supuesto) y se llama “Breaking Up With Shannen”. Presentado por la preciosa Shannen Doherty, una chica que siempre me gustó aunque debido a su imprevisible carácter nunca terminó de cuajar en ninguna de las series de éxito que protagonizó (Beverly Hills 90210 o Charmed por ejemplo). Puede que por eso mismo la hayan elegido, la chica debe ser más borde que un sargento de la Venemérita haciendo guardia en nochebuena y seguro que tiene madera para llevar este programa a las más altas cotas de audiencia. Traducido al castellano el programa se llamaría algo así como “Rompiendo, Presentado por Shannen Doherty” y, básicamente consiste en que si no te atreves a cortar con tu pareja, porque te es dificil o te da vergüenza, escribes a este programa y Shannen se reune con los dos para “ayudarte” en el duro trance de comunicar al otro que ya estás hasta el moño de él (o de ella), que te olvide porque tú ya tienes ganas de mojar magdalenas en el bar de al lado.

Auguro un prometedor futuro a ese programa y un gran éxito de exportación del formato a otros países, el nuestro seguro que ya le ha hecho ofertas, aunque aquí, conociendo al personal, mejor que la cosa se emita en horario no apto para menores, porque las reacciones del macho español (y la macha española, que también las hay), pueden ser de órdago y el programa podría pasar a llamarse “Rompiéndole la cara a Shannen” (y al que se ponga por delante).

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