Forever Young

Christopher Noxon es un periodista norteamericano que se ha inventado un nuevo término para definir a los tipos como yo. Jóvenes de más de treinta a quienes les encanta disfrutar de todo aquello que parece reservado a los niños; comics, videojuegos, dibujos animados… Nos llama “Rejuveniles” y a todo esto lo define como una especie de regreso a la infancia, algo así como una búsqueda de la eterna diversión, más allá del siempre inagotable esfuerzo del ser humano por permanecer inalterables y jóvenes. En este punto diré que uno es tan joven como se siente, ya tengas ochenta años y estés más arrugado que una pasa, lo que realmente cuenta es el espíritu.

Pues bien, mi espíritu sigue todavía en la edad del pavo en lo que a diversión se refiere. Me lo paso pipa buscando comics en las tiendas de segunda mano o especializadas, encontrar ese número que me falta o comenzar una nueva y excitante colección me llena de emoción. Me divierto a lo grande jugando durante horas con mi Play Station 2, metiéndome en la piel de mis personajes favoritos de ficción, luchar como un Heroe Jedi, un caballero del Zodíaco, un Guerrero Saiyan, un Samurai a sueldo o un soldado en plena Segunda Guerra Mundial, es algo que no tiene precio. Y, por supuesto, disfruto como un enano viendo dibujos animados. Porque hay que reconocer que los dibujos que se hacen ahora son muchísimo mejores que los que se hacían en nuestra época (salvando dos o tres series del estilo de Dartacan, Heidi o La Vuelta al Mundo de Willy Fog). También hay bodrios, pero como la oferta es enorme puedes escoger lo que quieras.

En las últimas semanas me ha dado por volver a ver series Manga, mejor dicho Ánime, que desde Dragon Ball o Marmalade Boy no veía ninguna, bueno, de hecho en España pocas series de calidad han echado por televisión desde Goku y compañía. Puede que Slayers o Capitán Conan, pero como las ponían a unas horas que me pillaba fuera de casa como que no podía seguirlas. Doraemon siempre me ha hecho mucha gracia, pero me cansé de ver como Nobita se hacía la vida polvo, ese chico tiene menos sesera que una sardina. Pokemon también me cansa, ver uno o dos capítulos es gracioso, pero al final es todo igual, además, no entiendo que tiene de especial Pikachu, el tipo lo gana todo, pero mientras todos sus compañeros evolucionan el se queda siendo el mismo bicho amarillo y enano de siempre. Ahora he pillado tres series estupendas que recomiendo a la gente que no se pierdan. Una es Full Metal Alchemist, dos hermanos algo peculiares en busca de la piedra filosofal, muy divertida y llena de magia. La segunda es Bleach, también muy divertida, aunque aquí lo que aparecen son espíritus y fantasmas y la eterna guerra entre el cielo y el infierno, con un adolescente con dones especiales de por medio. La tercera y penúltima (porque siempre habrá otra serie) es Naruto, una serie de éxito mundial, con ninjas de fantasía, mucha acción, cierta dosis de violencia -sangre incluida y sin censura- y unos golpes de humor estupendos. Hacía mucho que no me divertía tanto viendo dibujos y, gracias a Internet, puedo ver los capítulos cuando quiera, sin anuncios y sin tijeretazos.

Desde hoy los sábados por la mañana volverán a ser como siempre han sido; un vaso de leche, un tazón de cereales y a disfrutar de lo lindo.

Por cierto, no todo va a ser japonés en esta afición. Una de las mejores series que se han hecho en los últimos tiempos (dejando aparte a Futurama que eso si es para adultos y canela fina) es Foster’s la Casa de los Amigos Imaginarios, una de las series estrellas del canal Cartoon Network y muy recomendable, no solo para niños, también para adultos. La imaginación, la sencillez de los dibujos (y al mismo tiempo su complejidad), los divertidísimos guiones y la fuerza de los personajes es digna de un oscar. Si alguna vez tenéis la oportunidad de ver a Bloo en acción no os la perdáis, lo pasaréis en grande y entenderéis a los niños de hoy algo mejor que antes.

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