Mangantes Sin Fronteras

Hoy no voy a hablar de los temidos ex-militares de los Balcanes que se han afincado en nuestro país para saquear viviendas de lujo o robar coches de alta gama. Tampoco de las súper empresas, multinacionales, que salen a esquilmar los recursos naturales de los países en vías de desarrollo. Ni siquiera de las potencias que se están repartiendo el Polo Norte como si fueran trozos de un pastel, ahora que ven que el deshielo les está dejando pista libre para plantar allí todo tipo de plataformas extractoras, fábricas y factorías ultra contaminantes, sin quejas de comunidades, pueblos o asentamientos cercanos.

No, hoy voy a hablar del Odyssey Marine, unos piratas del siglo XXI que impunemente saquean las costas de todos los países que les vienen en gana y que, la pasada semana arramblaron con un tesoro de más de trescientos millones de euros. Durante varios meses la prensa y los cuerpos de seguridad competentes pusieron sobre aviso a las autoridades, al igual que varias asociaciones ecologistas, por la presencia de este buque en concreto. Una nave que bajo bandera norteamericana, se dedica a expoliar los fondos marinos de todo el mundo, utilizando a veces licencia científica, con el pretexto de realizar documentales y la intención de llevarse en los bolsillos toda aquella pieza de valor que puedan encontrar a su paso. Ya son viejos conocidos de otros países y esta vez nos ha tocado a nosotros, los pringados españoles que estarán diciendo ellos y a lo cual me sumo, porque hay que ser pringado y mucho para dejar que a estas alturas se nos lleven el patrimonio delante de nuestras narices. Eso si, con el beneplácito y la ayuda de las autoridades Gibraltareñas, que, parece mentira, como en pleno siglo XXI el peñón siga sirviendo de refugio de contrabandistas, corsarios y piratas.

La cosa pintaba mal desde el principio. Conociendo la fama del barco y sus tripulantes, sus intenciones y sabiendo exactamente su localización, dentro de las aguas territoriales españolas, lo único que se hizo fue controlar vía GPS la posición del barquito, junto con un par de visitas del servicio de Vigilancia Aduanera o de la Guardia Civil del Mar. No podían haber exigido la presencia en el barco de un equipo especial que autorizara y visara todo el material que sacase, no, tampoco podían haber escoltado con una par de patrulleras de la Armada a esos carroñeros del mar, ¿para qué? Total aquí nos fiamos de todo el mundo. Si, y así nos va.

Al final ha pasado lo que ha pasado, mientras aquí a las autoridades lo más que han hecho ha sido protestar una vez que todo el oro y la plata han desaparecido, a bordo de un 747 destino USA o cualquier paraíso fiscal no comunitario. La Ministra de Cultura de La Señorita Pepis que tenemos se ha liado a protestar y patalear diciendo que eso es nuestro y lanzando teorías acusatorias que ahora no sirven de nada, tales como “… si el pecio que han adquirido no fuera de un barco de bandera española no hubieran actuado tan deprisa ni con tan mala fe…” ¡Premio para la ministra! Por algo está usted donde está, si es que es más lista que el hambre.

Que suerte que hemos tenido de que esto haya ocurrido en aguas andaluzas y no en la costa Valenciana verdad señora ministra. Si hubiera sido el PP, el PNV, CiU o cualquier otro partido el que hubiera gobernado en el escenario del crimen, ¡buf!, lo del Prestige hubiera sido un cuento para niños comparado con esto. Porque dejarse robar más de trescientos millones de euros es dejarse mucho, pero, además, dejarse donde se ha dejado, frente a las costas de Cádiz y Málaga, dos de las provincias con más problemas de toda España.

En fin, lo hecho, hecho está, así que siga usted llorando todo lo que quiera, que de seguro no va a conseguir más que lo que hasta ahora ha conseguido. Yo por si acaso y visto lo visto, me agarraría el bolso bien fuerte la próxima vez que vea asomar por nuestras costas al Odissey de los cojones, no vaya a ser que la confundan a usted con otro viejo mascarón y se le lleven los millones de euros que ganará por su flamante puesto.

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