Pongo en antecedentes, para el que no sepa mucho de literatura, entre los que me incluyo. El párrafo que a continuación váis a leer pertenece, como bien abajo indico, a la obra de William Shakespeare, Hamlet. Si bien todo el mundo está de acuerdo en que el momento cumbre de dicha obra es el famosísimo, repetido, parodiado y representado hasta la saciedad “To be or not to be…”, yo, personalmente, me quedo con este otro fragmento de la obra.
En este momento en concreto, Polonio, padre de Ofelia, despide a su hijo Laertes, que se dispone a partir a Francia. En un momento de sabiduría paternal, le da a su primogénito unos más que sabios consejos de vida:
“Y graba en tu memoria estos preceptos: No des al pensamiento libre lengua. Ni efecto al pensamiento inconveniente. Afable sé, vulgar en modo alguno. Al fiel amigo de lealtad probada, con férreo garfio al corazón estrecha; Mas no encallezcas liberal tu mano agasajando a todo compañero recién hallado. Guárdate prudente de no trabar pendencia; mas, trabada, haz que de ti se guarde tu contrario. A todos presta oído, a pocos lengua. De todos toma parecer; mas cauto, reserva tu opinión. Tu traje sea costoso cual tu bolsa lo permita, mas no chocante; rico, no ostentoso, pues harta vez publica el traje al hombre; y los de rango y noble cuna en Francia, tienen en esto gusto muy selecto. No prestes, ni jamás prestado pidas, pues el prestar es causa muchas veces de que se pierdan préstamo y amigo. Pedir prestado embota el buen gobierno. Sé fiel contigo mismo, sobre todo; y seguiríase, cual la noche al día, que no podrás ser falso con ninguno. Adiós, mi bendición en ti lo inculque.”
William Shakespeare
“Hamlet. Príncipe de Dinamarca.”
Me llama muchísimo la atención el consejo sobre el traje “costoso cual tu bolsa lo permita”, recomendándole huir de falsas apariencias y ostentosidad inútil. ¡Ah! ¡Cuan lejos queda ahora ese consejo de esta sociedad de consumo, de este planeta de fachadas falsas, trampantojos forrados de oro barato, manirrotos de Visa ligera y curritos hipotecados por cuatro ruedas de a mil!
Y aquel que me diga que es feliz debiendo y acumulando deudas, que venga aquí y me rebata todo lo que ahí dijo, dice y dirá Polonio por los siglos de los siglos. Que yo, fiel a su consejo, si no se puede evitar el trabar pendencia, ya haré que de mí se guarde el que venga a replicar.
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