26 marzo 2008

Indicios

Hace bastante tiempo que no empiezo uno de mis escritos con una definición de la RAE. El título de hoy se presta a ello.

Indicio. (Del lat. indicĭum). 1. m. Fenómeno que permite conocer o inferir la existencia de otro no percibido.

Desde hace ya largo tiempo vengo relatando que las cosas por este país (España todavía, aunque a muchos les pese) están tomando un color ya cercano al negro y que, ante esos hechos, mis queridos políticos, sean del color que sean y gobiernen lo que gobiernen (estado, comunidad o ayuntamiento) se empeñan en no reconocer como ciertas, aunque lo sean y todo el mundo esté harto ya de mostrárselas. Personalmente me da muchísima rabia ver a todos los ministros y portavoces del gobierno quitando hierro al asunto y llamando a las cosas con nombres que se acercan a la realidad pero que no la reflejan en absoluto. Y es que en ámbitos de poder hay ciertas palabras que dan miedo decir, son tabú y parecen que el pronunciarlas pueden desencadenar una debacle de proporciones cósmicas, el fin del mundo, el Apocalipsis.

Que me gustaría a mí tener al frente de un gobierno a un tipo que sea capaz de admitir que estamos a comienzos de una crisis, generada por un aumento de los precios de los carburantes, un incremento desmedido de la inflación, una mala gestión en las políticas crediticias o vaya usted a saber qué, pero que lo admitan y tal como lo digan (que asustarán a todo Dios) presenten un plan serio de medidas de choque contra la crisis. Pero no, aquí lo que tenemos, es un motón de avestruces con chaquetas y vestidos de haute couture, que aplican a la sociedad española el Síndrome Masivo de Santo Tomás (SMST) "Si no lo veo no lo creo", y esconden la cabeza antes de admitir que un problema está ocurriendo.

Lo de la crisis es un ejemplo. Harto estoy de escuchar a gente y más gente que la cosa está muy malita, que no se vende, que todo el mundo mira y no compra, que hay familias endeudadas hasta las cejas, que la construcción se está parando, que los bancos ya no dan créditos... y estos señores y señoras, se pasan el estado real de las cosas por debajo del arco del INE, lo transforman en estadísticas y lo convierten en ("siempre positifo, nunca negatifo") los mejores resultados económico-sociales de la historia del país, superando a los países que están peor que nosotros y, por supuesto, obviando a los que están mejor, quite usted y vaya a enterarse nadie de que hay lugares en el mundo donde la gente vive mejor que aquí (Que los hay ¿eh? Y muchos). No, los indicios no existen para los políticos, ellos sólo admiten los hechos, probados, ciertos y sufridos. El problema es que mientras que los indicios son sólo eso, avisos y llamadas de atención ante un problema inminente, la cosa se puede, al menos, intentar atajar, mientras que, si se ignoran los avisos y nos encontramos de bruces con un problema de las dimensiones de una crisis, puede que ya sea tarde para reaccionar y lo que ahora es una "desaceleración" un tanto larga eso si, ya que empezó hace año y medio, allá cuando el Euribor cogió carrerilla, en cuestión de semanas se puede transformar en crisis y pillarnos a todos en bragas, bueno a todos no, sólo a los que se han querido vendar los ojos o han hecho caso a los avestruces.

La economía es global, mundial, está interconectada y es terriblemente sensible. Si EE.UU. está estornudando, el resto del mundo se constipa en breve, eso es una verdad como un templo y, aunque ahora seamos más fuertes que cuando ocurrió la última crisis, cierto es también que no somos inmunes a los problemas económicos mundiales, aunque muchos crean que si. No digo que todo se vaya a ir al garete de aquí a dos días, sólo que hay que ser precavido y previsor, no meterse en gastos fuertes durante un tiempo hasta ver como evoluciona la cosa y confiar en que todo va a salir bien, mejor aún para los ahorradores, porque esta vorágine inflacionista sólo puede tener un destino, el desplome final, y cuando los precios bajen, el que tenga dinero hoy tendrá aún más dinero mañana.

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