Salirse de Madre

Cuando escuché esto me entró la risa floja, lo siento, no lo pude remediar, fue superior a mis fuerzas, si alguien se siente ofendido por mi hilaridad incontrolable, creedme, no lo sentiré en absoluto.

Las Diputadas no tienen baja por maternidad. No es que lo diga yo, es que lo dijeron en las noticias y ahora mismo existe una lucha abierta en el Congreso por ese tema, entre todas las diputadas, independientemente del color en el que piensen (rojo, azul o rosa) y La Constitución, ya que, esta dice que los cargos electos tienen su puesto asociado a su nombre y, por lo tanto, no pueden ser sustituidos y/o relevados ni parcial, ni temporalmente por causa alguna. Aunque esta causa haya sido haber dado a luz a un retoño. Todo esto ha surgido porque es la primera vez en la historia de España que un ministro se encuentra en estado de buena esperanza y, por lo tanto, es más evidente que cosas así, lo más natural del mundo, también afectan a la vida política.

Ahora bien, lo que me dio a mí la risa no fue el que estas "pobres servidoras públicas" no tuvieran contemplada la baja por maternidad en sus "contratos laborales". Lo que me hizo gracia fueron las declaraciones de dos o tres de ellas, diciendo que les cuesta mucho el poder conciliar la vida laboral y la familiar. A ver, vayamos por partes. Un diputado tiene obligaciones, no vamos a decir que muchas porque seguro que no son tantas, pero las tiene, al igual que cualquier otro trabajador Español y eso no quita para que estos últimos podamos cuidar de nuestros hijos perfectamente. Que a todos nos gustaría pasar más tiempo en casa disfrutando de los niños, pues claro, pero por ahora y mientras no cambien las leyes que rigen la jornada laboral, eso es cosa de ciencia ficción. También hay que decir que las Señoras Diputadas gozan de dos meses de vacaciones, DOS, ya que el curso político es de diez meses, por lo que en el verano  ya no se tienen que preocupar de dejar a los niños con los abuelos, de apuntarlos a actividades extra-escolares o llevarlos al campamento de la parroquia. Todo esto sin incluir fiestas, puentes y acueductos, que también los gozan y disfrutan. Las Señoras Diputadas, además, cobran todos los meses, sin retraso y sin contar pagas extras una nómina de entre cuatro mil y seis mil euros, dependiendo del cargo que ostenten dentro del hemiciclo. Y, para más INRI, disfrutan de un servicio ¡GRATUITO! de guardería, ubicada esta en el mismo edificio y, además con horario abierto y coincidente con el de las sesiones de la Cámara Alta.

La jugada está más que clara. Tener un niño siendo diputada es, aparte de una alegría, un chollo de mil pares. Cuatro meses de baja por maternidad, más dos de vacaciones son seis meses sin trabajar y cobrando un millón de pesetas al mes, más pagas extras, más incentivos a la maternidad, más guardería gratis. Con esas condiciones hasta yo me lo planteo, no lo de ser padre sino lo de hacerme político.

Lo gracioso no es que al final estas excelentísimas señoras vayan a conseguir ser "iguales" al resto de madres trabajadoras, lo de iguales es un decir, porque esas condiciones no las tiene nadie más que ellas en este país, lo que viene después es lo mejor, ya que, con la ley de igualdad, los excelentísimos señores diputados exigirán las mismas condiciones que sus compañeras, ya que ellos también son padres y la ley les ampara. En su lugar, exceptuando los cuatro meses de durísimo trabajo que tendrán que cumplir entre baja y baja, se contratan a cuatro becarios mileuristas, financiado a base de fondos reservados y santas pascuas. Aunque, claro está, la cosa tiene el peligro de que los sustitutos trabajen mejor y a menos precio. Tal como está la crisis (perdón, desaceleración coyuntural) mejor no arriesgarse ¿verdad?