10 julio 2008

Quiero Una Mediana

(Carta remitida a Diario Sur el día diez de julio de dos mil ocho)

Tiempo llevo ya sin remitirles una carta a su director, a quien corresponda, o a quien pueda interesar. Supongo que al final me he acabado acostumbrando a todo lo que me encontraba por las calles de esta ciudad, que es la mía, pero que cada vez se parece menos a lo que era, o a lo que yo recuerdo que era. Por eso dejé de quejarme hace tiempo a vox populi.

Hoy les escribo para reclamar a gritos una solución. A ver si así alguien me escucha, porque estoy viendo que el día menos pensado acabo teniendo un disgusto, de los gordos.

Regocijados todos con la noticia que a primeros de año nos dieron a todos los usuarios del Polígono Guadalhorce, esa que decía que todos los problemas habidos y por haber en el lugar se iban a solucionar, gracias a que ya, por fin y después de más de veinte años, el Excelentísimo Ayuntamiento de Málaga iba a recepcionarlo, ahora nos damos cuenta de que la realidad es bien distinta, bueno, o la misma de siempre, vamos que aquí pocas cosas han cambiado, por no decir ninguna. La misma suciedad, más, porque se acumula y no se limpia, las carreteras principales de acceso llenas de baches o mal parcheadas, prostitución, caos circulatorio, ausencia de mantenimiento en saneamientos (los pocos que hay) y jardines (que de estos hay muchos pero como si no existieran). En vocabulario legal diríamos que aquí se aplica aquello de “Rebus Sic Stantibus”, por lo visto y por desgracia.

Pero hoy quiero hacer una exigencia, nada de peticiones, ruegos ni “por favores”, hoy reclamo, demando, requiero, conmino y exhorto. Hoy lo tengo que decir alto y claro, para que le llegue al que le tiene que llegar. ¡Señores, quiero una mediana! Si, una mediana pero de las de verdad, de piedra, de medio metro, con arbolitos, arbustitos y plantitas de esas que tanto les gustan a ustedes (las que duran un suspiro) pero la quiero ya. Y la quiero dividiendo los dos sentidos de la Calle Herman Hesse. Y no la reclamo por gusto, ni por darle una estética mejor al polígono (que también le hace falta, pero a estas alturas no nos vamos a poner mijitas). No, lo pido porque no hay día que no me lleve un sobresalto. Porque cada vez que tengo que atravesar esa vía me salen vehículos de todos los rincones habidos y por haber, en sentido contrario e invadiendo carriles prohibidos, todo por no ir hasta cualquiera de las rotondas del final de la calle, que se han hecho para eso mismo, para regular el tráfico. Ayer mismo estuve a punto de llevarme puesto un precioso Alfa Romeo color gris antracita, que, por supuesto, invadió dos carriles de sentido contrario para acceder a una de las calles, rebasando la línea continua (¿Cuántos puntos quitan de carné por eso?).

Cómo uno ya es perro mediano (que no viejo) y sabe que apelar al civismo y al sentido común de los conductores malagueños es como tratar de derribar un muro a base de caricias, hoy me paso a la vía dura, sin protocolos, ni etiquetas, ni ruegos, ni vuestras mercedes, que el respeto en esta ciudad debería ser recíproco y a los que trabajamos aquí llevan años, más de veinte, faltándonos al mismo.

Así que ahí queda. Quiero mi mediana, y la quiero ya. No dicen que la crisis de la construcción se palia con obras públicas, pues hala, ahí ya tienen para un par de semanas.


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