n los últimos años he estado teniendo esta misma sensación prácticamente todos los días. Al intentar definirla sólo me viene una palabra a la cabeza "Cansancio". Pero, lo malo, es que no se trata de ese estado físico que todos hemos sufrido después de una larga jornada, tras pasar un día fuera de casa, de compras, tras un largo paseo, una caminata por el campo, trabajando con tus manos, arrancando malas hierbas del jardín (no procedentes según Íñigo Segurola), pintando las paredes de tu casa. No, ese es cansancio con satisfacción. Te puede doler todo el cuerpo pero estás a gusto de haber hecho algo, haber dado fruto, tienes algo a lo que mirar y sentirte orgulloso. No has hecho una obra de arte, ni has alcanzado la cima del Everest (que, al parecer, es algo que ya puede hacer cualquiera) pero lo has hecho tú. No, este cansancio es diferente, es uno que está ahí, que quema por dentro pero con disimulo, poquito a poco, y cuando te quieres dar cuenta ya forma parte de tu vida diaria.
¿De que estás cansado tú? Cada uno tiene que mirarse en el espejo y hacer recuento, pero todos tenemos pequeñas píldoras de este "mal" de la sociedad del Siglo XXI. Lo voy a bautizar y lo voy a llamar "iWorn" (por la traducción inglesa de "worn out", que viene a ser algo así como "estar hecho misto", "reventaito" o "guarnío"), lo de la "i" le da un toque muy actual, no es por otra cosa. Por ejemplo yo me despierto cada mañana a una hora a la que nadie debería levantarse, son las siete de la mañana, tampoco es tan temprano, pero a esa hora mi cuerpo todavía tira a hundirse en la almohada. Tras beber de un trago un vaso de leche (de soja, hay que cuidarse) cojo el coche y salgo a cruzarme con decenas de conductores de "pedal fácil", que van como si el camino al trabajo fuera el Rally de Montecarlo. Esto es algo que jamás llegaré a comprender, si vas al trabajo ¿que prisas tienes? Y si es porque llegas tarde, ¡joe!, levántate más temprano. Luego me paso cinco horas sentado delante de un ordenador, literalmente. Escuchando a clientes, hablando con compañeros, resolviendo problemas y tratando que no nos los creen. Vuelvo a enfrentarme a la carretera y sus peligros para almorzar en hora y media y vuelvo, otra vez por carretera, para sentarme otras tres horas delante del mismo ordenador a hacer lo mismo que por la mañana. De nuevo otro rato de carretera. Hago algo de ejercicio, reviso el correo electrónico en casa, navego algo, me ducho, hago la cena, vemos algo en la tele y a la cama a dormir. Eso hasta que llega el camión de la basura a deleitarnos cada noche, entre las doce y las dos de la noche, con su dulce ronroneo, traqueteo y repiqueteo, amenizado con las melodiosas voces de los operarios del servicio de recogidas de residuos.
Esto de lunes a viernes, todos los días desde hace casi ocho años ya. Todos los días. Rutina. Monotonía. Repetición contínua de las mismas acciones. Esa es la causa principal del "iWorn". El cansancio silencioso. Si a eso añadimos que la situación actual tan triste en la que nos han metido políticos, banqueros, especuladores, y ejecutivos ambiciosos, todo parece peor. Es como eso que los meteorólogos llaman "sensación térmica", hace calor o frío, pero las condiciones hacen que parezca que haga más del que hace (no se si lo he explicado bien). Pues ahora tenemos la "sensación crísica" (de crisis). Y cualquier noticia mala parece el Apocalipsis de San Juan, con la tierra rugiendo y escupiendo lava, barcos que se hunden, aviones que se estrellan, montañas que se desmoronan, paises que van a la bancarrota y La Esteban ganando Mas Que Baile. Vamos, igual que cuando España iba bien con el señor bajito del bigote (Aznar, no Franco, no se me encienda el pueblo) menos por lo de La Esteban, que por aquella época todavía era normal.
¿De que estás cansado tú? Cada uno tiene que mirarse en el espejo y hacer recuento, pero todos tenemos pequeñas píldoras de este "mal" de la sociedad del Siglo XXI. Lo voy a bautizar y lo voy a llamar "iWorn" (por la traducción inglesa de "worn out", que viene a ser algo así como "estar hecho misto", "reventaito" o "guarnío"), lo de la "i" le da un toque muy actual, no es por otra cosa. Por ejemplo yo me despierto cada mañana a una hora a la que nadie debería levantarse, son las siete de la mañana, tampoco es tan temprano, pero a esa hora mi cuerpo todavía tira a hundirse en la almohada. Tras beber de un trago un vaso de leche (de soja, hay que cuidarse) cojo el coche y salgo a cruzarme con decenas de conductores de "pedal fácil", que van como si el camino al trabajo fuera el Rally de Montecarlo. Esto es algo que jamás llegaré a comprender, si vas al trabajo ¿que prisas tienes? Y si es porque llegas tarde, ¡joe!, levántate más temprano. Luego me paso cinco horas sentado delante de un ordenador, literalmente. Escuchando a clientes, hablando con compañeros, resolviendo problemas y tratando que no nos los creen. Vuelvo a enfrentarme a la carretera y sus peligros para almorzar en hora y media y vuelvo, otra vez por carretera, para sentarme otras tres horas delante del mismo ordenador a hacer lo mismo que por la mañana. De nuevo otro rato de carretera. Hago algo de ejercicio, reviso el correo electrónico en casa, navego algo, me ducho, hago la cena, vemos algo en la tele y a la cama a dormir. Eso hasta que llega el camión de la basura a deleitarnos cada noche, entre las doce y las dos de la noche, con su dulce ronroneo, traqueteo y repiqueteo, amenizado con las melodiosas voces de los operarios del servicio de recogidas de residuos.
Esto de lunes a viernes, todos los días desde hace casi ocho años ya. Todos los días. Rutina. Monotonía. Repetición contínua de las mismas acciones. Esa es la causa principal del "iWorn". El cansancio silencioso. Si a eso añadimos que la situación actual tan triste en la que nos han metido políticos, banqueros, especuladores, y ejecutivos ambiciosos, todo parece peor. Es como eso que los meteorólogos llaman "sensación térmica", hace calor o frío, pero las condiciones hacen que parezca que haga más del que hace (no se si lo he explicado bien). Pues ahora tenemos la "sensación crísica" (de crisis). Y cualquier noticia mala parece el Apocalipsis de San Juan, con la tierra rugiendo y escupiendo lava, barcos que se hunden, aviones que se estrellan, montañas que se desmoronan, paises que van a la bancarrota y La Esteban ganando Mas Que Baile. Vamos, igual que cuando España iba bien con el señor bajito del bigote (Aznar, no Franco, no se me encienda el pueblo) menos por lo de La Esteban, que por aquella época todavía era normal.
1 comentario:
JA! Me encanta leerte! Espero que ahora ya estes con menos "iWorn". Pues yo creo que quiza no sea tanto la rutina sino las gans de recoger algun fruto, que ya es hora, ¿no? Si uno se siente asi viendo a la Esteban bailar, supongo que es porque es para tirarse de los pelos que alguien que no tiene ni pizca de saber estar "por lo menos"... mueva los hilos de la sociedad... ¡A donde hemos llegado! :)
En cuanto a las carreritas con el coche por llegar al trabajo Monte Carlo se queda corto (eso si no se va en procesion...)
Besitos,
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