Lo Más Tonto

oy vamos a contar algo para reir un poco y también para que todos colaboréis. Esto es algo que mis amigos ya conocen pero que, de vez en cuando, me gusta recordar, porque no deja de ser gracioso, en lo tonto que es.

¿Qué es lo más tonto que os ha ocurrido en la vida? Al menos lo más tonto que podáis recordar. Yo, cuando miro hacia atrás, no puedo evitar recordar la cantidad de tonterías que he hecho en mi vida, pero de todas, que son bastantes, siempre me quedo con una. Yo soy el único tipo que conozco que se ha fisurado una costilla sin salir de la cama, dos veces. Si, lo se, suena totalmente estúpido, pero ya lo había avisado.

Explicaré el primer momento y la situación. Cuando yo vivía con mis padres, estuve durmiendo en una litera, en la de arriba más concretamente, durante los últimos seis o siete años. Una mañana de verano, me desperté y después de un rato de remolonear, decidí leer algo, o escribir, no lo recuerdo bien, el caso es que fui a coger algo que estaba sobre mi escritorio. Hasta ahí nada nos lleva a una situación que acabe en una lesión, ¿verdad? Hagamos un ejercicio de imaginación. Como he dicho, yo dormía en la litera de arriba, con lo que mi escritorio se encontraba a cosa de metro y medio por debajo de mi. ¿Qué hubiera sido lo más correcto? Obviamente bajar de la cama un momento, coger lo que quería y volver a subir. ¿Qué fue lo que hice? Lo que todo el mundo suele hacer, sacar medio cuerpo al vacío, apoyar una mano en el escritorio, hacer contrapeso con las piernas y alcanzar el objeto. No os equivoquéis, ya lo había hecho antes, vamos, era un experto en esos menesteres. Con lo que no contaba era con el "Factor Resistencia Flex". Mi colchón era un Flex del año 92 (todavía tiene la pegatina de Cobi y todo) y, bueno, después de varios años de desgaste, justo aquella mañana y precisamente en aquel momento, el muelle que me sostenía al borde de la cama, en la zona abdominal lateral, vamos justo donde apoyaban mis costillas, decidió ceder de repente (¡Boing! ¡Crack! ¡Ayyy!). A los cuatro días de dolores y molestarme hasta respirar, decidí ir al hospital. Diagnóstico: fisura en la segunda costilla. Tratamiento: Vendaje, reposo y calmantes. Tiempo de recuperación: mes y medio. Tiempo de cachondeo: toda la vida.

He dicho que me pasó dos veces ¿no? Pues si. Aunque la segunda vez fue diferente. Recien casados, otra mañana en la que remoloneaba, vi a mi mujer que pasaba junto a la cama y, ya sabéis eso del ímpetu del recién casado, le salté cual tigre de bengala y de un zarpazo la arrastré hacia mi mientras le decía "¡ven aquí p'acá!". Y "allá p'allá" que fue, con su metro sesenta escaso y sus cincuenta kilos, cayó justo en el mismo sitio del "Incidente Flex". Consecuencia, bueno, ya lo he dicho antes.

Ahora, mientras os reís de las desgracias de este pobre chico, haced memoria y contad las vuestras.

Y admitidme un consejo: A veces, elegir el camino largo da mejores resultados que ir por el corto, y las consecuencias no son tan dolorosas.