Por Mi

Por mi, por mi primero y a todos mis compañeros que les den. Esto sería más o menos lo que pensaron los tres altos ejecutivos de la compañía de automoción Renault cuando decicieron unirse al juego del EII (Espionaje Industrial Internacional) y que ahora están rindiendo cuentas ante los Servicios de Inteligencia Franceses.

Supongo que a estos tres listos no les bastaba con ingresar cada mes en sus cuentas sus nóminas de muchos miles de euros, ni disfrutaban lo suficiente de privilegios de empresa, ni estaban orgullosos de dirigir una de las joyas de la corona industrial de su pais, reconocida en el mundo entero. No, querían más, mucho más y lo querían ya. Y seguro que dejaron caer ese interés en alguno de los muchos congresos, festivales, exposiciones o salones del automóvil a los que acudieron a cuerpo de rey, a cargo de los fondos de la empresa. Y es que es fácil entenderlos, porque entre la super suite del Hilton y la limusina, los fiestorros pre y post presentaciones y las comidas de empresa en restaurantes deluxes, tenían que estar los tres hasta los "oeufs" de tener que trabajar los fines de semana. Así que es normal que entre copazo y copazo dejaran caer algún que otro comentario del tipo "¿Os han gustado los cochecitos a pilas que hemos presentado hoy? ¿Si? Pues si queréis hacer los vuestros sin sudar la gota gorda, dejadme una oferta aquí en un papelito, que ya veré yo cual me conviene más" (Si, algunos franceses no son muy sutiles que digamos).

Pongámonos en el papel del fabricante asiático de baterías al que le hacen una "insinuación" de este tipo. Vamos, a riesgo de parecer racista, se le ponen los ojos redondos y una sonrisa de tiburón que asustaría hasta al malo más malo. ¿Y cual ha sido la mejor oferta? Pues por ahora van 500.000 € en una cuenta de un banco suizo y 160.000 € en otra de Liechtenstein. Esto es lo que habrían pagado algunas empresas por ahorrarse los esfuerzos en I+D de años, y copiar al dedillo la tecnología punta francesa en baterías para automóviles. Como los japoneses de Nissan no entraron al trapo (con su modelo Leaf) ni tampoco los alemanes de Opel (con su Ampera), probaron suerte con estos tres "garçons" y triunfaron. Con lo que no contaba ninguna de las partes era con que algo así resultara ser tan importante para un país como para meterse el gobierno de por medio (hay que señalar que el 15% de Renault pertenece al estado) y, por lo tanto, esto haya derivado en un delito contra los intereses del país y no sólo como una partida del Monopoly (muy mal jugada, por cierto). Y es normal, porque este es el proyecto más ambicioso de la industria francesa de los últimos veinte o treinta años. En él se encuentran implicados numerosos sectores y también países, incluido España, donde se fabricará el modelo biplaza compacto Twizy. Y además se ha invertido muchísimo dinero para crear, por ejemplo, la mayor red de estaciones y puntos de recarga de Europa, que sigue creciendo y extendiéndose fuera de las fronteras de Francia.

A estos tipos se les está cayendo el pelo ya. Y las empresas que han comprado los secretos estarán esperando en la sombra a que escampe la tormenta, porque también les espera una muy buena como les pillen. Y yo, sinceramente, espero que les pillen y que paguen, porque ya está bien de piratería. El que quiera algo que se lo curre, pero bien, que es así como se avanza en este puñetero mundo, a base de esfuerzo y sacrificio, no a golpe de talonario.

Una cosa me ha quedado clara, los franceses están apostando fuerte por dejar la gasolina a un lado y mover su país con energía generada por ellos mismos. No depender del caprichoso precio bailón del petroleo sería hacia donde todos los países deberían aplicar sus esfuerzos. A ver si tomamos nota y nos aplicamos el parche, antes de que las petroleras nos dejen tuertos, o secos.

Comentarios

Luis Calvo ha dicho que…
Estos directivos son hijos de nuestro tiempo: pérdida de respeto por el esfuerzo (véase el sistema educativo español), individualismo, deslealtad y una avaricia que nubla la razón.

Creo que voy a dejar de escandalizarme por este tipo de cosas. Aunque no me guste tirar del refranero, me parece muy acertado aquello de que quien simbra vientos recoge tempestades. Estos tipos no son más que parte de la cosecha.

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