La Boca Del Lobo

Estoy haciendo cálculos a grosso modo, no van a ser exactos, pero creo que me voy a aproximar. El siete de abril de 2009, Magdalena Álvarez dejó de ser Ministra de Fomento. No es que quiera recordar esa fecha como motivo de alegría, regocijo y celebración, es sólo para aproximarme un poco a lo que quiero denunciar. Unos tres meses antes de ese hecho, mes arriba o mes abajo, la señora Álvarez se pasó por aquí su tierra para hacerse una fotito de turno inaugurando una nueva vía urbana, concretamente la que conecta el paso a nivel de “La Azucarera” sobre la N-340 con el Paseo Marítimo Antonio Machado (o Antonio Banderas, no se exactamente donde termina uno y empieza el otro). Paralela al Río Guadalhorce. Por lo tanto estamos hablando de, “a ver, a ver, de abril a abril, van doce, más doce, me llevo dos… cerca de veinticuatro meses”. Esto es, dos años. Dos años, quiero recalcarlo bien. Ahora les haré una pregunta ¿Saben cuanto tiempo llevan sin encenderse (iba a decir apagadas, pero sería una contradicción porque jamás han sido encendidas) las farolas del paso a nivel hasta la rotonda? Los más avispados me dirán que dos años. Pues no, se equivocan, más de dos años ya que las farolas se instalaron antes, y el paso elevado llevaba en funcionamiento unos cuantos meses antes de la inauguración a bombo y platillo.

Considero que he tenido suficiente paciencia como para que el responsable de este asunto tenga a bien tomar en consideración mi queja y, de inmediato, le de una solución. Bastante tengo ya con tener que tomar todos los días esa rotonda, esquivando cafres que se saltan cedas o atraviesan rectos los tres carriles para tomar una salida, como para encima hacerlo a tientas y a ciegas cada tarde, porque si se han pasado por allí (que lo dudo mucho) ya a las siete de la tarde, aquello es, literalmente, la boca del lobo.

[Carta remitida a Diario Sur el 12/01/2011]

Comentarios

Jose Bermejo ha dicho que…
23 de febrero de 2013. Hoy han encendido todas las luces del puente y la rotonda a las que hago referencia en este escrito. Dos años desde que lo escribí y otros dos años desde que se inauguró. Cuatro años en total. ¡Vaaaaya tela!

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