Paso a Paso

Hasta hace dos semanas echaba muchísimo de menos caminar. En serio, lo añoraba mucho. Porque antes mi vida se hacía a base de caminatas. Es verdad que no tenía otra opción, era o a patita, coger el autobús o que me llevaran. Pero me gustaba la sensación de libertad que tenía, cuando vas caminando, puedes ir por donde quieras.

Pero esto cambió cuando me acomodé a la vida de trabajador adulto asalariado. La necesidad de desplazarse todos los días a un lugar donde no llega ninguna buena (ni mala) combinación de transporte público, me obligó a comprarme un coche. Los horarios laborales, en jornada partida y llegar a casa sobre las ocho, cuando no hay que pasar una hora, o más, obligado en el Carrefour reaprovisionando la nevera y los estantes, te quitan las ganas de hacer nada. Si a eso sumamos el mal tiempo en invierno, la lluvia de otoño y el calor de verano, al final, entre excusas y motivos varios nos quedamos sentados en casa delante del ordenador, todos los días y todas las horas libres que tengamos.

Como dije en el primer párrafo, esto ha sido hasta hace dos semanas. En Navidad empecé a notar como mi cuerpo iba algo más acelerado que de costumbre, poco, pero yo me lo notaba, de modo que descubrí que tenía la presión arterial algo elevada, por encima de lo que yo suelo tener. Fui a mi médico de atención primaria y me dijo que me hiciera unos controles de tensión durante un mes, una vez cada diez días para ver que tal. Mis resultados fueron estos: 15/8, 15/8, 14/7,5 y 13/8. Los que no sepan que valores deben de ser normales, les diré que lo que yo he tenido siempre ha sido 12/8. ¿Cómo he conseguido regular los niveles? Efectivamente, caminando. Antes de que mi médico me dijera nada, busqué en Internet y comenté el tema con familiares y amigos. Mi hermano, concretamente me dijo que hace un par de años pasó por la misma situación y que la reguló a base de ejercicio.

De modo que no me quedé parado y me dije "¡Esto lo tienes que hacer desde ya!" y desde entonces no paro. Lo importante es el ritmo y la constancia. Empezar moderadamente y seguir aumentando, día a día, sin darse una paliza. Hay que activar el corazón pero sin perder el resuello. Con media hora diaria es suficiente. Y funciona. Como siempre ha funcionado el deporte y el ejercicio. Me siento más ligero, más fuerte, más activo, incluso más felíz podría decir. Pero sobre todo más tranquilo y relajado. Porque eso era lo que me pasaba, que tenía el estrés por las nubes y eso, al final tiene sus consecuencias.

Cuando llueve, me subo a la bicicleta estática y estoy diez o doce minutos, ya que ahí la intensidad del ejercicio es mayor. Si no tuviera bicicleta me conectaría al EyeToy Kinetic (al que también echo de menos, la verdad). El que tenga Wii que la use un buen rato, cualquier cosa sirve para moverse, lo importante es hacerlo y no quedarse quieto.

Hacedme caso, que ya tenemos que ir cuidándonos ¿vale?

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