Una de Tomates con Salsa Rosa

Está claro con este título que hoy no voy a hablar precisamente de Carod Rovira y su amigo Maragall, porque como dice el libro del Eclesiastés capítulo primero, versículo 15 “Stultorum infinitus est numerus”, que traducido significa “El número de tontos es infinito”, o lo que es lo mismo, el mundo está lleno de tontos, así que demasiada importancia le estamos dando a semejante parejucha. Además, la política es lo que menos interesa a los españoles ¿verdad? ¿Qué importa que nos pongan un coche bomba en pleno centro del país o que el precio de la vivienda continúe subiendo sin parar? ¿Dará igual que los niños se maten en los colegios y los profesores no puedan ni regañarles porque para eso ya están sus padres? (que tampoco lo hacen porque ya se cuidarán los niños de amenazarles con una demanda por malos tratos). ¿Que más da si la mafia que se tomaba vacaciones en la Costa del Sol ha decidido quedarse definitivamente a blanquear hasta las estampitas del Monopoly®? Y si cada día nos llegan más balsas de África llenas de jóvenes muertos, parturientas desnutridas y bebés congelados, pues no pasa nada. Si la gente está contenta y tiene temita en casa para darle vueltas a la cabeza lo demás le trae al fresco, mejor aún si todo esto trae el sacar a la luz los trapos más sucios y detestables de las vidas de viejas glorias. Ya no vale que solo salgan en las portadas de papel couché futbolistas con sus princesas de plástico, o pellejas siliconadas que dicen ser actrices exhibiendo sus recién adquiridos “encantos” en las playas de Ibiza. ¡Que va! Eso ya no despierta el interés de los respetables lectores. Que mañana sale del armario un cantante, ¡bah! Otro más ¿no?, ya hemos visto a políticos y curas que lo han hecho antes. Si un noble se dedica a la pederastia, bueno, pues algo de morbo si que da, pero ya está muy visto eso. La gente quiere más, quiere ver a sus ídolos de la infancia y juventud arrastrándose por los suelos, suplicando, implorando por un hueco en el estrellato, ese que hace tanto que dejaron y que ahora ocupan dos transexuales, una ex - esposa de cantaor y la madre de un gran hermano. Pero estos pobres semi-olvidados ya no tienen la fuerza ni el talento que derrochaban en sus años mozos, ya no pueden ni acercarse al Bisbal de turno para hacerse una foto. Así que visto lo visto y sabiendo que, a día de hoy, sus vidas privadas tienen más interés que lo que hayan podido lograr profesionalmente, no se lo piensan dos veces y, después de encomendarse a la Virgen de los Desamparados, firman casi sin mirar ese contrato que el diablo (que aquí no viste de rojo sino de rosa, o de amarillo) les pone por delante con un cheque grapado que lleva escritos menos ceros de los que ellos querrían y más de los que se merecen algunos. Pobres de ellos, con menos estudios que una rata de laboratorio, que no leen la letra pequeña y no saben que están dando carta blanca para que esas arpías que se hacen llamar periodistas entren a saco en sus intimidades y revuelvan todo como una partida de monos en una droguería. Y aquí que no nos asustamos ya de nada parece que no tengamos más ilusión en la vida que saber que es lo que lleva ocultando la folclórica de turno durante más de treinta años, que nos lo presentan como si hubiera guardado la fórmula para la cura del cáncer en el sujetador desde los años cuarenta, pero cuando salen sentadas en el sillón de terciopelo delante de la “crême de la crême” del periodismo español, solo saben hablar de aquel playboy que un día se cepillaron y que ahora tiene menos atractivo que una momia egipcia. En fin, hará unos días vi que en la televisión inglesa retransmitían autopsias en directo, aquí ese formato no funcionaría, demasiado blando. En este país estamos a un paso de la exhumación de cadáveres, solo para descubrir que secretos se llevó a la tumba el famosillo en cuestión. Aunque no lo digamos demasiado alto que es mejor no dar ideas a la gente.

Comentarios

Jose M. Bermejo ha dicho que…
Aclaraciones para los que viven fuera de la influencia de las televisiones españolas (!Benditos ellos!). "Aquí hay tomate" y "Salsa Rosa" son dos de los muchos programas dedicados a la prensa del corazón, rosa, amarilla o similar que ahora tenemos en programación.

Lo de la pareja de tontos se refiere a dos politicos catalanes que cada vez que abren la boca es para meter la pata, aunque ahora ni siquiera les hace falta hablar para ello. Esta semana aparecían uno haciendo una foto a otro en peno centro de Jerusalem, la cosa no tendría mayor importancia si no fuera porque uno se estaba poniendo una corona de espinas en la cabeza. Siendo uno socialista y otro republicano de izquierdas, el respeto hacia los simbolos cristianos que se les debía suponer a dos altos cargos de una comunidad autónoma brillo por su ausencia durante toda su visita, eso fue la puntilla.

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