Una de Veranito Fresco y... Salvaje

Quitando las Navidades, días del padre, de la madre y pronto también del suegro de tu cuñado, la campaña publicitaria más agresiva de todas es sin duda la de verano, bueno, la previa a verano. Con poco que enciendas la tele ya te están metiendo por los ojos cientos de cuerpos de dioses y diosas, vestidos con minúsculos trozos de tela y practicando toda clase de deportes mientras, ahí viene lo extraño, se meten en el cuerpo todo tipo de “alimentos”, refrescos y bebidas que, dígame usted lo contrario, no creo que beneficien en mucho esa silueta, aunque luego se zampen veinte cajas de “Special K” bañadas en “Sveltesse”. Porque, sinceramente, dudo mucho que el “Abdominazer”, “Abdominator”, “Ab-Plus” o la madre de las tablas de lavar la ropa sirva de mucho ante tanta desmesura en el comer y en el beber. Entre el heladito, la cervecita, el whiskycito, y los veinte tipos de yogurt líquido que te intentan hacer beber en la misma playa las perspectivas de contemplar cuerpos diez durante estas vacaciones empiezan a decaer. Aunque la verdad eso tampoco importa demasiado, ya que uno se pone con solo ver un anuncio de helados, que parece que ya no vale con que este refresque y esté bueno, no, ahora si no te consigue un placer cercano al orgasmo con el primer bocado no se quedan contentos. Habrá que leer con detenimiento los ingredientes del polito en cuestión vaya a ser que nos estén mezclando afrodisíacos autorizados con el chocolate, la vainilla y la fresa. Y es que a este paso yo me lo voy a pensar dos veces antes de darle al niño dos euros para que se compre un polo-flash, porque luego ya se sabe, que si se me van de campamento de verano, que allí los helados van y vienen, y esta gente está en una edad muy mala. El caso es que ahora todo se tiene que vender con sexo, desde un lavavajillas a un móvil, todo esto llego ha hacerme creer que los equipos de publicistas estaban formados por adolescentes desenfrenados, porque solo una mente tan calenturienta como esa puede parir anuncios tan subidos de tono como los que se ven ahora. Pero resulta que no, que son gente de veinticinco para arriba (y cada vez más para arriba) que realmente parecen sacados de la “ASA” (Adictos al Sexo Anónimos), eso si, con menos imaginación que un palo de escoba, han perdido la sutilidad, la gracia, el toque que tenían antes y dentro de poco para vender condones no se exprimirán demasiado el cerebro y nos plantarán una de las grandiosas escenas del Vidal ese, el amigo de Miguel Bosé, ese que ahora tanto está de moda, con la pinga fuera, je je ¿Qué no? Tiempo al tiempo. Eso sin contar que con que en nuestra sociedad ultra liberal del siglo veintiuno el mercado de las gomitas se está abriendo a “nuevas” opciones, porque, digo yo, que el día que a esa panda de imberbes recién salidos de la escuela de publicidad se les ilumine la mente y vean que en el mercado gay por un anuncio de preservativos se venden dos cajas mínimo agarrense por que vendrán curvas y de las gordas. Eso si, el día que llegue el porno explícitoa la publicidad y para venderme una crema de afeitar me embadurnen a una chica Playboy en espuma no me lo pensaré dos veces y me abonaré al digital, que ahí al menos no me tengo que tragar los quinientos spots por película, aunque eso si, algunas veces tienen mejor argumento que el mismo film, pero ese es otro tema. Y que conste que yo no estoy en contra del sexo, que va, que va, que va, yo es que no me fío de que con tanto mensaje subliminal el próximo día que vaya a comprar y el frutero me pregunte eso de “¿Cómo quieres que te ponga el mango?” yo me acabe creyendo que en realidad quiera que nos compremos un polo a medias.
Un beso a todas y un abrazo a todos.

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