Una de Lecciones Europeas

Varapalo, esta es la palabra de moda en los diarios españoles en las últimas semanas. Todos hablan de golpe a las bases de Europa, de desastre para el proyecto común, de replanteo de estrategias y cambio de panorama político internacional. Hombre, algo de cambio si que ha habido, un primer ministro ha dimitido (según él no por el resultado electoral, orgulloso que es el chaval), pero lo que aún no entiendo es como toda la atención se intenta distraer hacia otros asuntos cuando lo importante de esos resultados está ahí delante, donde todos lo podemos ver. Es que está claro, unos cuantos políticuchos ultranacionalistas o ultraconservadores de izquierdas (que también los hay) han sabido manejar perfectamente el sentimiento mayoritario en sus países y han conseguido el resultado que querían. Para ellos no es más que un trofeo, algo que mostrar a los oponentes para decirles, ¡eh! ¡Que estamos aquí, no se os olvide! Para la gente que votó NO significa otra cosa. Es su respuesta a una Europa que empiezan a desconocer, a esos proyectos que se maquinan en las sombras de los inmensos despachos de Bruselas, una negativa a los asientos vacíos de las sesiones del congreso europeo, una protesta por las matanzas de reses, por las quemas de sembrados y talas de vides (control selectivo de producción que lo llaman). Pero, ahora que caigo, todo eso se ha hecho aquí y no tengo ni idea de si se han cargado a vacas holandesas o han arrasado con los viñedos franceses, supongo que no, solo aquí dejamos que ocurran esas cosas por el bien de Europa, o por el bien de los que reciben los FEDER (Fondos Europeos de Desarrollo Regional), que se suponen están destinados a igualar las condiciones económicas y niveles de vida de las distintas regiones de la ex – comunidad y ahora unión. Pero, curiosamente, estos fondos siguen llegando aún cuando este mi querido reino se ha situado en el noveno lugar de los países más ricos del mundo, la picaresca española que le llaman (la cara dura diría yo). El caso es que los políticos, como siempre, acabarán dándole vueltas al asunto y urdirán un nuevo plan, de esos que solo saben ellos y que les legitima a aprobar lo que les sale del mismísimo pijo, dando luz verde a la Constitución aún con medio continente negándoles la maniobra. Pero eso es de los pirineos hacia arriba, de modo que ¡que más da! Si los gabachos no quieren subirse al carro y los holandeses tampoco será porque quieren más dinero del que tienen ¿no? Puede ser, pero ¿y si realmente es porque tienen más conciencia política que los que solo llevamos treinta años de democracia y estamos hastiados de elecciones cada dos años? (que las finales de Gran Hermano tienen mayor índice de participación ¡joder!)¿Y si en realidad ellos no se dejan manejar como nosotros? Porque, no es por nada, pero ejemplos de que somos los borregos del mundo tenemos a puñados, que no hay que irse a la guerra de Cuba para demostrar que nuestra conciencia social, moral, política y patriótica está hecha de plastilina. Aún puedo recordar a ese Felipe Gonzalez gritando OTAN-No durante los gobiernos de la UCD para, pocos años más tarde enseñar el culo y decir OTAN-Si. Y ese es solo uno de tantos. Manejable es la masa, peligroso el individuo, eso lo conocen bien congresistas, senadores, diputados y concejales y así lo usan en pos del “bien común”, un bien que nos ha llevado a liderar la riqueza en el mundo, la misma que ha conseguido que tenga que hipotecar hasta los hijos que aún no tengo para poder pagar la entrada de un piso que aún no puedo pagar. Pero la gente debe de estar contenta porque siguen haciendo caso a estos tipos que prometen y no cumplen, que les suben diez euros a los viejos y subvencionan a cualquier tipo que con una videocámara y cuatro colegas dice hacer cine mientras dan grasa a los jóvenes con la idea de una independencia temprana. La cosa está clara, si la vaca sigue teniendo tetas, agarraté bien a una y no la sueltes, que por detrás vienen otros que la quieren para sí. Eso es Europa, una vaca con grandes ubres, pero ahora somos 25 y los nuevos llegan bien sedientos. ¿Qué va a ser de ti mi querida España sin tus Fondos Europeos?

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