La cosa no deja de tener su gracia, poca si, pero la tiene. Resulta que ahora se ha puesto de moda en Cataluña eso de quemar fotos de SS. MM. Los Reyes de España. Todo empezó una tarde de septiembre, en la que, aprovechando que Don Juan Carlos y Doña Sofía habían ido a inaugurar El nuevo Parque Tecnológico de Gerona, un grupito de catalanistas decidió reunirse frente al ayuntamiento de dicha ciudad para montar un numerito mitad cremá, mitad kale borroka. Sacaron unos maderos, unas fotos antiguas de los reyes y entre gritos y vítores al egocentrismo catalanista les acercaron unas antorchas para ver como ardían.
La cosa no tendría mayor importancia de no ser porque todo el numerito fue organizado para darse publicidad. No es sino otra de las maniobras de la Izquierda Republicana de Cataluña (ERC) para tratar de hacer creer al mundo que Cataluña es una región que vive bajo la opresión de unos monarcas déspotas y autoritarios. Quieren que fuera de aquí se piense que todos los catalanes se sienten descontentos y estas protestas son algo normal en la vida cotidiana del pobre pueblo oprimido, como si de una barbacoa se tratara. Creo que les hubiera quedado mejor si hubiesen puesto a la lumbre unas butifarras y un poco de pan payés, bailado una sardana alrededor de la fogata y en lugar de pasamontañas unas barretinas hubiesen dando el punto perfecto. Para el que no lo sepa, la barretina es el gorro tradicional catalán.
Y hasta el mismísimo gorro (catalán o no) estamos muchos ya, de ver como estos tipejos hacen lo que les da la gana y se quedan tan panchos. Como se escudan en la demagogia y en el politiqueo de tres al cuarto que defienden y se inventan términos para englobar sus acciones en un marco de semi-legalidad populachera. A lo que hacen, porque a día de hoy siguen con su hobby de chamuscar fotocopias, le llaman ahora “Protesta Cívica”, ¡Ja! Me río yo de ese civismo, calcado de los fanáticos que salen en las noticias quemando banderas y peleles, dándose golpes en el pecho y disparando al cielo con sus kalashnikov. Protesta cívica es la que hace Ciudadanos-Ciutadans, quejándose de la represión que sufren los hispano-parlantes en la tierra del Tripartito, que esa si que es real, coarta derechos y limita libertades no como lo que los niños de las cerillas quieren hacer creer al mundo. Y, haciendo un inciso, hay que recordar que al presidente de Ciutadans, le mandaron hace no mucho una amezaza de muerte certificada con dos balas en el sobre. Todo con los mejores deseos de los chavales de ERC. Tanto que nos hablan estos de recuperar la memoria, histórica o política, no estaría mal que echaran la vista atrás y recordaran ellos. De las amenazas de muerte a los cristales rotos y los guetos hay sólo un paso y no están muy separados uno del otro.
Conociendo el percal tal y como lo conocemos aquí, estoy segurísimo de que esos pimpollos, los cachorros del independentismo, ascenderán y escalarán puestos rápidamente. Ahora son las estrellas mediáticas del filial infantil de ERC, pero ambos son mayores de edad, de modo que, tras su bautismo de fuego (nunca mejor dicho) en la lucha activa contra el “fascismo totalitario” del Estado Español (Dios sabe en que mundo y en que año vive todavía esta gente), serán piezas claves en la próxima campaña electoral de la izquierdísima catalana. De modo que los pasearán de mitin en mitin, por todos los pueblos, antorcha en ristre y capucha en testa, haciendo el numerito de la quema del monarca, en plan protesta cívica y “apolítica” divin de la mort (divina de la muerte).
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