Buenos Deseos

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(Fotografía de Altus http://www.flickr.com/photos/altus/)

Soy de la convicción de que los años hay que acabarlos bien y en paz con todos y con todo. Por eso hoy y aquí voy a aprovechar para ponerme a bien con aquel al que haya podido molestar con mis críticas y/o denuncias, con mi actitud, agresiva a veces, o mis desganas pasajeras, o con mi excesivo celo por hacer las cosas, o inculso con mis aires de sabelotodo que de vez en cuando me doy (que de todo tiene uno, que es muy completito).

Porque la navidad está para esto y, además, el año nuevo siempre nos servirá de punto de control. Unos lo usaremos para hacer balance, borrón y cuenta nueva y otros, simplemente para coger la última borrachera del año. Siempre es bueno echar la vista atrás para ver que se ha hecho en los últimos trescientos sesenta y cinco días, tratar de enmendar errores e intentar no caer en los mismos fallos. Hacer listados de propósitos con deseos y metas que no cumpliremos ni al cinco por ciento, pero que nos sirven para empezar el nuevo año con algo de fuerza y esperanzas. Un pequeño auto-engaño no viene mal de vez en cuando. En este sentido yo voy a ser muy práctico y, simplemente, voy a trasladar los propósitos del año pasado a este, y seguro que al que viene también (si Dios quiere), así no me tengo que molestar en listas. De todas formas apenas tengo tiempo para cumplir nada, con lo que el remordimiento de dejar la lista en blanco se disipará a lo largo de los años.

Por otra parte están los deseos para el año que viene, pero no en plan: "voy a perder cinco kilos" (o a ganarlos en mi caso), o "este año aprendo a esquiar" (a tocar la flauta para un servidor, que es más difícil que tirarse a lo Tomba por una montaña helada). No, me refiero a los deseos materiales, del tipo "este año cambio de coche", o "por fin conseguiré mi casa", o "me ligaré a la vecina del quinto, aunque sea lo último que haga" aunque luego ni te la ligas ni es lo último que haces, pero es un deseo válido. Curiosamente los deseos materiales como estos son los que luego se realizan más fácilmente, por contraposición a las propósitos de año nuevo, que siempre se quedan en el tintero. Supongo que siempre ha sido más fácil tirar de Visa que esforzarse por conseguir algo que siempre has querido hacer o aprender, cosas del ser humano, siempre buscando la vía rápida.

En fin, que lo dicho, que me disculpen este año los que me tengan que disculpar, que son pocos, creo. Y que a los que yo tengo que perdonar, queden perdonados. Mis mejores deseos a todos aquellos que se lo merecen, que son muchos y al resto, si, a esos que se han portado pero que muy mal este año, entre los que incluyo los que le quemaron el coche a Andrés, (el hijo de Paco, mi jefe de mantenimiento), los clientes que decidieron que era mejor dejar de pagar y reirse de la empresa en la que trabajo, los "conductores" (por llamarles de alguna manera) que me sacaron de quicio más de una vez, a los que decoraron Málaga, Sevilla, Huelva, Madrid, Elche, Bilbao y todos los rincones oscuros del país, con sprays de pintura, garabateando trenes, fachadas, monumentos, esculturas y a la madre que los parió si se pone delante... a esos, y a otros muchos que prefiero olvidar, mi mejor deseo es que para el año que viene les salga un forúnculo del tamaño de dos euros en la base del ano. ¡Justicia Divina!

¡Hala! ¡Feliz Año Nuevo!

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