La Defensa del Gato

No se si en otros lugares de España también se utiliza esta expresión: "Defenderse como un gato panza arriba". Aquí es bastante común. Realmente es gráfica, porque, aunque yo jamás haya visto a un gato panza arriba defendiéndose (casi siempre que lo he visto así era porque buscaba que lo acariciaran) te puedes imaginar perfectamente a uno de estos animales, en plena pelea, con las garras en alto y acometiendo a todo lo que se mueva delante de él, mordiendo, arañando y bufando. Todo un espectáculo.

Ayer en las noticias no se hablaba de otra cosa, al menos en lo que al panorama político nacional se refiere; Mariano Rajoy dejaba fuera de las listas de las elecciones nacionales a Alberto Ruiz-Gallardón y a Esperanza Aguirre (Alcalde y Presidenta de la Comunidad de Madrid respectivamente). ¿Porqué? Bueno, sus razones tendrá el presidente del Partido Popular, más o menos comprensibles estas, pero las tendrá. Yo imagino que a estas alturas del cuento (porque la política es un cuento, chino además) lo que al Pepé le interesa es mantener los feudos de Madrid, el consistorio de la capital y el gobierno de la comunidad y, como la gente vota al hombre (y a la mujer) sabe que con estas dos cabezas tiene asegurada la victoria por muchos años. Por otra parte está la relación siempre tensa entre Don Alberto y Doña Esperanza, que lo mismo hasta no lo es tanto, pero que los medios de comunicación siempre han tildado de, cuando menos, poco amistosa. En tal tesitura, Don Mariano, entre enfadarse con uno u otro, optó por la mejor opción, partir el niño en dos, cual Rey Salomón Compostelano (salvando las distancias, claro está).

Hoy es el día de los análisis, de las conjeturas, de los porqués y de las reacciones, sobre todo de las reacciones. De modo que en todos los corrillos, coloquios, tertulias, mentideros y patios de vecinas no se trata otro tema que el del pobre Gallardón, al que han dado de lado, vilmente, como si de un complot o una malvada estrategia se tratara para expulsarlo de la vida política. Por envidias dirán muchos, por rencillas internas, por falta de entendimiento y seguro que ninguno acertará. Los que han estado finos han sido los rivales, primero el PSOE, donde los señores Blanco, Caldera y hasta Fernández (el ministro de justicia, con el que comparto apellido muy a mi pesar), se han hinchado a soltar perlas del tipo "El PP es de derechas y no quieren a alguien tan de izquierdas como Gallardón en sus filas". Mire usted que sorpresa, como si la gente no supiera que el PP es de derechas. También mi político arcáico favorito, Gaspar Llamazares, ha intentado agarrarse a la teta, éste alude a la "extrema derecha" como mano negra que mueve los hilos del partido popular (es que hay quien no cambia nunca, fiel a sí mismo, por desgracia). De aquí lo de la analogía del gato panza arriba, ya que, estos, que parecían que en los últimos meses no daban una, que recibían baños de todo el mundo, hasta cuando intentaba hacer las cosas bien (Sarkozy y las azafatas, por ejemplo) y que en los últimos coletazos de la legislatura todo les venía cruzado y del revés, estaban esperando algo así como agua de mayo, necesitaban agarrarse a un clavo ardiendo y ayer lo hicieron.

La cosa estaba más que clara. Aquí todos esperaban la decisión de Mariano Rajoy para hacer su agosto en enero, a dos meses vista de las elecciones y en plena pre-campaña. Si hubiera incluido a ambos personajes en las listas también hubieran llovido las críticas por todas partes, porque, todo hay que decirlo, Gallardón, por muy abierto que sea, donde milita es en el PP, y ahí lleva toda su vida, y antes de eso en Alianza Popular y mucho antes, bueno, mucho antes no lo se, pero no creo que fuera en las juventudes socialistas, como ahora todos parecen pretender. Si se ha equivocado o no la cúpula del pepé en tomar esta decisión, bueno, esto está aún por ver, todavía queda mucha campaña y esto sólo es una anécdota. Cuatro años es mucho tiempo, y la guerra de Irak ya sólo pertenece a los yankis. Ahora la gente lo que ve es que lo que se metió en el bolsillo cuando estaba el "Amigo Ansar" en la Moncloa, lo ha ido perdiendo poco a poco durante el reinado de ZP, que el paro sigue aumentando, que la inflación se dispara, que los tomates valen un ojo de la cara, que la vivienda va camino de convertirse en el primer problema nacional (por delante del terrorismo, fíjese usted que cosas) y que esta vez la culpa de todo no es de los americanos. El pueblo quiere que las cosas se arreglen y se deje de hablar de gilipolleces en el parlamento (que nunca ha estado para eso) y si los que están no las arreglan votarán a otros, no por afinidad política, sino por ganas de cambio, o castigo, por ineptos.

Por mi parte, me mantendré a distancia como siempre, y haré como el pueblo, al que lo haga mal: caña, al que lo haga bien: aplausos. En marzo, cuando todos hayan ganado las elecciones que digan lo que digan, porque la que habrá hablado será España, que es la que realmente cuenta.

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