De igualdades hablamos hoy. De las de oportunidades no, de igualdades impuestas a golpe de victimismo. Esas que tanto daño están haciendo al ya mediocre funcionamiento de las instituciones políticas y que (Dios no lo quiera jamás) se está intentando imponer en todos los ámbitos, por imperativo legal.
Yo siempre he sido partidario de la igualdad de oportunidades, pero con cierta salvedad, que la igualdad también sea de condiciones. Esto es, que no por favorecer la primera se vea menoscabada la segunda y, en consecuencia, el objeto final. Pongamos un ejemplo, las pruebas de acceso al cuerpo de bomberos. Todos los aspirantes, sin condición de sexo deben superar idénticas pruebas. Si estas consisten en subir cuatro pisos de escaleras, vistiendo el equipo completo (botas, traje, máscara y bombona), portando un rollo de manguera y bajando con un saco de entre treinta y cincuenta kilos de peso a la vuelta en un tiempo límite, todos los aspirantes que quieran superarla han de completarla sin bonificación alguna por su condición y/o sexo. ¿Qué se consigue con eso? Que sólo los aptos aprueben y obtengan el puesto, simplemente porque son los más cualificados. En eso no puede discutir nadie, y que nadie lo haga, porque no me quiero imaginar el día en que al defensor (o defensora) más férreo de la igualdad impuesta se le queme el chalet de tres plantas y se vea atrapado en el ático, con una pierna rota y asfixiado por el humo, seguro que se le cambia la cara (y las ideas) cuando vea entrar por la puerta a una bombero de cincuenta kilos y metro sesenta y cinco, que aprobó por recomendación de su tío el concejal. Ahí te las verás Fermín con tus ideas progresistas de tres al cuarto.
La Ley de Paridad responde a una necesidad más que razonable de salvar los grandes escollos que las mujeres tienen en el ámbito laboral, si, pero nunca debería ser a costa de perder calidad en el mismo campo. Aunque esto es algo que mucha gente no entiende y sobrepone el buen rollito político al fin lógico de que las cosas han de hacerse bien. Las formas por encima del fondo.
Esto es precisamente lo que está ocurriendo con nuestra clase política. Estos siempre preferirán quedar a bien con el pueblo (con el que no piensa, pero que hace mucho ruido) y ceder, perdiendo seriedad y profesionalidad a cambio de buena imagen y, por supuesto, votos, votos, votos. La igualdad de oportunidades se ha quedado pequeña y, ante eso, se ha tirado del sentimiento machista que todo hombre desconoce que tiene dentro hasta que llega una caterva de feministas desquiciadas para hacérselo ver. De este modo, para no sentirse culpable, los dirigentes políticos, hombres en su gran mayoría, ceden a mansalva puestos de responsabilidad a los miembros femeninos más relevantes de su partido, por el mero hecho de usar sujetador y sin importar la valía de estas para el puesto. Si no lo hicieran así, les tacharían de misóginos, retrógrados, fascistas y más (si es que se puede llamar algo peor a alguien).
¡Ojo! No quiero que me tachen de machista. Aclaremos. Si algo puedo ser es Anti-Paritario. O sea, reacio a la aplicación de la Ley de Paridad, porque, me parece totalmente injusto, que tanto por un lado como por otro, se quede gente más que capaz y muy válida fuera de puestos de responsabilidad, simplemente porque el cupo ya está cubierto, aunque con gente que lo único que tiene es la cara bonita.
3 comentarios:
EStoy totalmente de acuerdo en el hecho de que no se puede acceder a los puestos simplemente porque se conoce al tío, del primo del amigo de tu vecino, y en que hay trabajos que requieren una fuerza física que las mujeres en la mayoría de las ocasiones no tenemos, ¿para qué mentir? Realmente no veo a mujeres como en el ejemplo que has puesto.
Pero lo que sí es cierto, es que las mujeres tenemos un techo de cristal que nos es casi imposible atravesar, no se nos ponen barreras visibles, pero claro en el momento, que por ejemplo, comentamos que vamos a ser madres el tema se complica aún más, porque ya o te despiden o todo son trabas para que acabes yéndote. Algo sumamente curioso es cuando en las entrevistas, ya de antemano te preguntan, que a mí me ha pasado, si estás casada, si tienes hijos y en el caso de una negativa, si se piensa tenerlos pronto.
Me parece un poco injusto, no poder acceder a un puesto de trabajo para el que estás cualificada, tal vez más que cualquier hombre, pero simplemente por ser mujer y tener la capacidad procreadora y protectora de tus hijos se te vete la posibilidad de acceder a él.
Estoy de acuerdo en el que todavía existe mucha desigualdad en lo que respecta a contratación y empleo entre hombres y mujeres en este país. Que eso se debe combatir, si, pero no con leyes así. Si se quiere favorecer la inserción laboral, reforzar el empleo a largo plazo y mejorar el estatus de las mujeres, no se debe "obligar" a las empresas a contratar por razón de sexo a sus empleados, eso es discriminación positiva en ambos sentidos.
Imagínate, tengo una empresa con una plantilla formada al sesenta por ciento formada por mujeres, necesito cubrir una plaza y por ley se me obliga a contratar a un hombre, aunque yo ya tenga a una mujer más cualificada y preparada para ese puesto ¿es justo que contrate al hombre? No ¿verdad? Pues igualmente ocurre para el caso contrario.
En ese sentido va mi protesta. La igualdad es buena, pero no forzada porque entonces fomenta la precariedad.
A ver en la ley está la trampa, obviamente pero hay que reconocer que hay hombres que no quieren contratar mujeres, conozco al menos uno que tiene una cadena de establecimientos, que dice que la única mujer que trabajará ahi será la limpiadora y como mucho la secretaria. Quien selecciona a la gente que quiere contratar no es neutral y objetivo 100 por cien porque en su mente ese puesto de trabajo tiene una serie de características que se ajustan más a un hombre o una mujer (por regla general)
Asi hay gente que no se siente a gusto con un enfermero, o personas a las que no les gusta que su mecánico sea una mujer (por poner ejemplos tontos)
LO que la ley pretende es evitar eso, si hay una mujer que accede alli, podrá demostrar que su trabajo es igual de valioso.
Te reconozco que pueden pasar cosas malas, pero si encuentras una manera mejor de lograr la no discriminación estaré encantada de escucharte
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