El Arcén

Ya he comentado en otras ocasiones que aquí un servidor no ha viajado todo lo que le gustaría. Pero algo si que lo ha hecho y de esas poquitas experiencias, ha sacado suficiente como para darse cuenta de lo abandonado que está este lugar en el que me ha tocado vivir.

Desde hace cosa de cuatro meses, ya vamos para cinco, todas las mañanas hago el mismo recorrido de casa al trabajo. Atravieso el pueblo de Alhaurín de la Torre, enterito y tomo la carretera hasta Churriana. El camino es bastante bonito, el pueblo está muy cuidado, la avenida principal tiene una gran zona peatonal, un precioso paseo y árboles y jardines tratados con cariño. Con el pueblo detrás el paisaje cambia radicalmente. La carretera, que tendrá unos dos o tres kilómetros está flanqueada por pinos. Hay tramos en los que puedes ver hasta el mar y la bahía de Málaga, los días claros puedes llegar a distinguir La Cala del Moral.

Ana, que siempre va de acompañante a mi derecha, es mis otro par de ojos en el coche. La que me grita cuando ve que se nos echa algún loco encima y la que realmente disfruta del paisaje, porque yo estoy bastante atento a la carretera, como para fijarme en otros detalles. Desde hace tiempo la noto quejarse mucho de los arcenes, ya sabeis, esos trozos de terreno que empiezan donde acaba el asfalto y que deberían tener anchura fija, aunque la suelen tener variable. Eso que algunos creen que es un quinto carril de la autovía y otros muchos lo consideran un accesorio del vehículo propio donde tirar todos sus desperdicios. Ayer me fijé, aprovechando los parones del tráfico de la mañana y, efectivamente, motivos hay para quejarse, y muchos. Es asqueroso, terriblemente desolador mirar a tu derecha y a tu izquierda y ver como en escasos cien metros lineales te puedes encontrar todo tipo de deshechos. Basura que no viene de otro sitio sino de los conductores y ocupantes de los vehículos que pasan por ese lugar. Y es que todo esto está lleno de cerdos, guarros, cochinos, marranos y puercos. No tienen otro nombre.

Ahora que tanta crisis y tanto paro tenemos encima, deberíamos aprovechar para crear agentes de carretera. Primero una cuadrilla que limpiara todo lo que los puercos al volante y sus secuaces tiran por la ventanilla, y después una jauría de agentes de medioambiente que cacen a estos elementos y los desangren vivos a base de multas.

Yo sería aún más drástico, porque los desnudaría, los bañaría en brea y haría que se revolvieran sobre los arcenes, para que toda la porquería se les quedara pegada, para luego pasearlos por el pueblo con un cartel que rezara "Así me veo por guarro". Pero esas cosas no se pueden hacer en este país.

Aunque, en este país está claro que cada vez se pueden hacer menos cosas... buenas, quiero decir.

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