¡A Por Ellos!

E s curioso como ha ido evolucionando todo esto. Recuerdo cuando vi mi primer documental de viajes de "Lonely Planet" o "Guías Pilot". Hace años los echaban por las noches, los viernes en "La 2" y aquel día Ian Wright estaba recorriendo Canadá, mochila al hombro. Después se le añadieron otros viajeros (Justin Shappiro, Megan McCormick...) lo cambiaron a los viernes por la tarde, y nos enseñaban que viajar no es ni tan caro ni tan complicado como creemos.

En los últimos dos o tres años se ha producido un auténtico boom de este tipo de programas. Desde el divertidísimo y completísimo Planeta Finito de La Sexta, hasta el tedioso Dutifri de Javier Sardá. Los Callejeros de Cuatro también se han subido al carro de irse de viaje por toda la cara, estos si que se lo han montado bien, han pasado de buscar yonkis por los descampados de las ciudades de España, a pegarse la vida padre de país en país a costa del presupuesto de Sogecable. Aunque todavía tienen su momento-callejeros y hacen llorar de vez en cuando a alguien que está sólo en la vida, o buscan las miserias del hombre hasta en el rincón más exclusivo de Beverly Hills. Andaluces por el mundo es de mis favoritos, muy bien producido y realizado, aunque me cansa un poquito el exceso de "morriña andaluza". A estos les han seguido, Españoles por el Mundo y hasta Comando Actualidad ha hecho sus pinitos fuera de las fronteras, aunque da igual donde estén, siempre acaban haciendo lo mismo, vayan donde vayan tienen que abrirle la nevera al entrevistado y preguntarle cuanto gana al mes (un día de estos me gustaría que ellos contestaran a esa pregunta).

Ayer me quedé viendo este último programa. Tuvieron una muy buena idea, hicieron una comparativa de tres países europeos en el mismo espacio, Reino Unido, Francia y Dinamarca. Iban a conocer la vida cotidiana de familias españolas afincadas en esos países y, bueno, hay que decir que yo ya sabía que vivimos en el culo de Europa, pero verlo así a pie de calle, digamos que duele mucho más. Lo que más me chocaba de todo era que en los tres países, la educación, libros y prácticamente todos los gastos escolares de los niños eran gratuítos. En Dinamarca incluso si te quedas en casa con niños en edad de guardería, te pagan a tí una cantidad que ronda los cien euros por niño. Además por cada hijo tienes una prestación que ronda los doscientos euros hasta que cumplan los dieciocho años. ¡Si hasta la universidad es gratuíta en Dinamarca! La pública, por supuesto, pero ahí está.

Una de las chicas españolas que vivía en Copenhagen, casada con un danés, decía que estos (los daneses) son cuadriculados. Hasta para meter los artículos de la compra del super se encargaba su marido, porque tenía que estar todo perfecto. Son meticulosos y ordenados. Y eso es un rasgo de una sociedad lógica, que busca la perfección y la solución adecuada a todos los problemas que les pueda surgir. Él era el responsable de personal de la Radio Televisión Danesa. Pero lo que si me sorprendió de todo el reportaje, fue cuando le preguntaron como estaban llevando el tema de la crisis económica (que allí también afecta) ¿Estáis despidiendo a mucha gente en este tiempo? A lo que él respondió: "Bueno, estamos haciendo ajustes. Pero no estamos despidiendo al personal, sólo a los jefes". Como dice el protagonista de "Que vida más triste" ¡Toooma, tooma! Despiden a los jefes en lugar de al personal base. Es lo más lógico del mundo, ¿cómo reduces costes con el mínimo de bajas? Pues prescindiendo de los que más cobran, altos directivos, ejecutivos... Te aseguras de que el trabajo se hace, repartes responsabilidades y te ahorras sueldos de seis cifras.

Eso, en este nuestro país, es algo que roza la ciencia-ficción, impensable, ridículo. En un lugar en el que los políticos se marcan lo que van a ganar y cada año se suben el sueldo, en un lugar en el que los banqueros se prejubilan a los cuarenta y pocos con pensiones ultra-mega-millonarias, una solución así debe de ser la peor de sus pesadillas.

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