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ver, yo lo entiendo, me jode y mucho, pero lo entiendo. A niveles prácticos lo que se debe hacer para mantener el sistema de pensiones en el futuro es lo que se va a hacer, aumentar las retenciones sobre la renta de los trabajadores y alargar la vida laboral de los mismos. ¿Dos años? Pues como si son veinte, aquí vamos a tener que tragar todos, los funcionarios primero y el resto de trabajadores igual, desde el super-ejecutivo internacional del despacho más alto de las torres más exclusivas de Madrid hasta el reponedor de dieciséis añitos del Carrefour de Algeciras, si es que hay uno allí (bueno, a este último, con el ritmo que llevamos le va a tocar jubilarse con ochenta años mínimo).

Pero vuelvo a repetir que me fastidia, me fastidia muchísimo que los que acaben pagando el pato siempre seamos los mismos. Está claro que la historia tiene razón. Los errores de unos pocos acaban teniendo consecuencias sobre todos. Las guerras, los conflictos, las malas gestiones, las crisis, todos son resultado de la ineptitud de nuestros dirigentes, ya sean estos reyes, nobles, clero o políticos, todos acaban metiendo la pata en algún momento de su trayectoria. Y al final ahí estamos todos teniendo que apechugar para sacarles las castañas del fuego. Trabajando más, apretándonos el cinturón, haciendo concesiones, resignándonos con lo que hay, lo que queda, o lo que nos han dejado. Mientras tanto ellos siguen erre que erre, negando la realidad (la que les duele) y sin hacer un gesto que les acerque al pueblo al que gobiernan. Los miles de políticos que tenemos hoy en día en nuestro país, entre alcaldes, concejales, diputados locales, delegados de gobierno, consejeros, secretarios, presidentes autonómicos, senadores, diputados generales, ministros, secretarios de estado, vicepresidentes (que seguimos teniendo tres) y el presidente del gobierno, cobran unos sueldos desmesurados en la mayoría de los casos y todavía, al menos un servidor, no he escuchado que vayan a bajárselos para ayudar a salir de la crisis. (una bajada sustancial, nada de simbólica, que eso no sirve para nada) En cambio a nosotros, los trabajadores, nos aumentan las retenciones de la renta, y nos alargan la vida laboral hasta la jubilación. Incluso ya se está escuchando que quieren aumentar el tiempo mínimo de vida laboral, de 15 a 25 años para poder cobrar el máximo de pensión (más bien para ahorrarse miles de millones en pensiones). Inaudito, luego te enteras de que ellos, nuestros queridos diputados, cobran una pensión vitalicia sólo por haber estado desempeñando esa función y no importa el tiempo, como si han estado sólo un año trabajando. Cosa, que en la vida laboral del currito de a pie es ciencia-ficción.

Yo no se donde estaré con sesenta y siete años, ni siquiera se si estaré en algún sitio , si me dará todo igual o si ya no me enteraré de lo que pase por este puñetero mundo. Tampoco se donde estaré el año que viene, a este ritmo implacable, puede que o esté buscando empleo, o me haya ido de emigrante a tierras lejanas. Lo único que se es que no me va a gustar tener que seguir trabajando con sesenta y siete años, con los achaques de la edad y la falta de motivación de saber que nada va a mejorar en mi vida en dos años. Teniendo que seguir la misma rutina de levantarme, conducir, venir, encender todo, llevar papeles, llamadas, clientes, apagar todo, y volver a casa. Este sistema nuestro está tocando fondo. Los que deben llevar el timón del país no valen y van, tormenta tras tormenta, directos contra las rocas. Y los que deberían tomarlo no se atreven, por miedo a que les ocurra lo mismo.

Lo gracioso de todo esto (si es que tiene algú lado cómico el asunto) es que, comentándolo con los amigos, resulta que, cuando todos mis amigos y mi mujer se retiren, a mí todavía me quedarán lo menos un año de seguir luchando, mientras todos ellos ya disfrutan de su merecido descanso.

¡La madre que parió a los políticos! Que no tiene la culpa de nada, pero ¡La madre que os parió!