¿Qué está pasando?

E
sto es lo que me pregunta todos los días Twitter cada vez que accedo a mi página para ojear lo que ocurre en la vida de mis contactos "¿Qué está pasando?". Hasta hoy lo que pasaba era lo mismo de siempre, algo de campaña electoral, unos avisos de actos sociales y/o culturales, temas particulares de interés (de mi interés) y poco más.

Hoy en cambio esa pregunta cobraba más sentido que nunca en nuestra historia reciente. Esas tres simples palabras no sólo las hacía la red social, todo el mundo empezaba a preguntarse lo mismo. Me he pasado todo el día sin saber muy bien si lo que estábamos viviendo era real o una maldita broma de los medios. Primera página del Diario Sur. Noticias de cabecera en casi todos los noticieros, Internet casi saturada de la misma e increíble noticia. No podía dar crédito. Sobre todo porque llevaba años queriendo escuchar algo así, y casi había perdido la esperanza de que sucediera.

La gente toma las calles. ¿En España? No estoy muy puesto en deportes, así que imagino que debe de haber alguna celebración por el final de la liga de fútbol o algo así. No, la gente sale a la calle a protestar por la situación actual, por la crisis, por la situación financiera, contra los políticos, el sistema bipartidista, la falsa democracia, la corrupción, la impunidad con que los bancos, multinacionales, compañías eléctricas y demás lobbies nos tratan a todos, a su sustento, a los clientes, a los electores, a los CIUDADANOS de este país. Me reitero ¿En España? ¿Cuando se ha visto reacción así en este país? Aquí, donde somos expertos en aguantar mierda, desde los tiempos de Felipe IV. Parece que mucha gente se ha dado cuenta de que esto no podía seguir así. De que el sistema tiene ya demasiados fallos. De que este barco hace aguas por todas partes y que las ratas aquí salen huyendo, como es normal, pero arrumbando con todo lo que les quepa entre las manos. Empezando por recortar beneficios sociales y terminando por expoliar los presupuestos generales, especiales, europeos o de lo que sea. Demasiado aguante hemos tenido. Viendo a bancos rescatados, con nuestro dinero, celebrar convenciones, viajes o primando a sus altos directivos. Como empresas hacen números despidiendo a cientos de empleados para recortar gastos mientras aumenta los sueldos a sus ejecutivos. Como políticos se pasean impunes por juzgados anti-corrupción a sabiendas de que son casi-intocables y que como mucho tendrán que pagar una multa asquerosa.

Era cuestión de tiempo que algo así ocurriera. Yo, sinceramente, creía que jamás iba a ocurrir. No va con nuestro carácter hacer cosas de este tipo. Somos más de me importa un bledo lo que le pase al otro y que cada perro se lama su cipote. El problema es cuando lo que le pasa al de al lado también me pasa a mi, y al de mi otro lado, y al de al lado de este. Y eso es lo que está ocurriendo aquí. Cuatro millones de desempleados y creciendo, mientras que los partidos políticos lo único que saben hacer es tirarse puyitas en El Congreso. Nadie da soluciones reales, todo son parches, nadie aporta nada nuevo, ya no se puede confiar en ellos. Han perdido su oportunidad, han dejado escapar el tren de la colaboración, de la unidad nacional frente al desastre que tenemos encima, de la colaboración por la austeridad en el gasto público (nacional, autonómico y local), de la limpieza en sus filas (ante la menor sospecha de corrupción, que rueden cabezas, no taparse, nada de piñas podridas desde dentro). Pero ha ocurrido, está aquí la ola de la revolución social que agita el mundo. El momento de la protesta pacífica, de la desobediencia civil ordenada, prudente, consciente de que las cosas hay que hacerlas así, con calma. Porque, para hacerse oír no hay que gritar ni hacer ruido, basta con explicar bien las cosas y, hoy hay mucha gente explicando muy bien las cosas pero, sobre todo, hay mucha gente queriendo oír.

Lo decía Stéphane Hessel en su "¡Indignaos!" "Los jóvenes tenéis que mover esta sociedad, que está más oprimida que nunca por el dinero y los que tienen el dinero". Muchos de los que hoy están en las plazas de España, pasando frío, bajo la lluvia han leído al Sr. Hessel, y se han dado cuenta de la enorme lección que este anciano (93 años) nos estaba dando y, por eso, había que responder como es debido. Otros muchos ni siquiera sabrán quien es ese bendito hombre, y también han salido, siguiendo el mismo sentimiento.

Desde este humilde blog, quiero dar hoy todo mi apoyo a ¡Democracia Real Ya! y a todo aquel que se acerque a las concentraciones y se queden a apoyar una causa que no es otra que la defensa de nuestro futuro y el de nuestros hijos, cambiando un sistema que desde hace dos días, se ha quedado más viejo que nunca.

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