El Informe Pepino

Tengo que decir que estoy muy mosqueado con las autoridades alemanas, no por lo mal que han llevado el tema de la epidemia de infección con la bacteria e-coli, ni por la alarma social que han creado en toda Europa, ni tan siquiera por el daño tan enorme que han hecho al sector de la agricultura de España. No, yo estoy mosqueado porque por su culpa he tenido que ver algo así en primera plana.

Si señor, Doña Clara Aguilera, Consejera de Agricultura de la Junta de Andalucía, metiéndose un pepino en la boca. O sacándoselo. O ambas cosas. Con gorrito profiláctico a modo de goyesca, por debajo de los gafones super-fashion de D&G, no se vaya a decir que la señora es sencilla, y batín a juego, para no desentonar con el ambiente. Excepto por los dos tipos que salen al fondo de la foto, que más que ir a recoger verduras parezca que vengan de jugar al golf. Sólo por hacerme ver imágenes como esta, me planteo presentar una demanda contra el gobierno alemán, las autoridades de Hamburgo, el servicio de control sanitario de la baja Sajonia y la madre que los parió a todos. (Que me perdonen los que no habían visto la foto, pero estas cosas tan dolorosas hay que compartirlas)

Y es que los tiempos corren, pero no cambian tanto. De los calzones remojados en Palomares de Don Manuel Fraga al suculento pepino de la Señora Aguilera, pueden haber muchos años, pero la situación es la misma. El político de pro no desprecia una buena foto, ni un tema apetitoso para sacar tajada. Y cuando empezaron a saltar las alarmas en el campo, a estos señores del Gobierno Andaluz les debieron hacer los ojos chiribitas. Porque no hay nada que venga mejor a un político que una defensa a ultranza de una causa de la tierra, y más de la tierra que el pepino poco hay.

A toro pasado ya sólo queda depurar responsabilidades, y la primera que tiene que actuar es la Comisión Europea, sancionando a las autoridades alemanas por dos motivos, el primero y más importante por no atajar una crisis epidemiológica de estas características, con decenas de fallecidos y centenares de afectados directos. El segundo es por no haber realizado ningún análisis ni estudio previo a sentenciar la causa y origen del mal, señalando al pepino español como foco de infección en lugar de irse a la soja sajona, que estarían en la misma ensalada que comieron los enfermos, con las consecuencias que eso ha tenido, porque la enfermedad siguió extendiéndose ya que la gente seguía tomando alimentos contaminados y porque el sector agrícola español se ha visto afectado como nunca en los últimos años.

Una cosa está clara, detrás de todo esto hay algo oscuro, no es normal que los alemanes se hayan dejado influenciar tan fácilmente con la noticia, cuando sólo en su país estaban los afectados, mientras que en el supuesto punto de origen, foco de la infección, madre de todas las bacterias, España, no se había registrado ni un sólo caso de la enfermedad. Lo que más gracia me ha hecho de todo este asunto han sido los portavoces agrários franceses, a los que les ha faltado tiempo para soltar mierda contra el campo español, para intentar sacar tajada de esta crisis. Que la habrán sacado, seguro, aunque les dure poquito.

Ahora toca reclamar daños, perjuicios y reordenar sistemas y políticas. Hacer que el sistema de alarma funcione adecuadamente y no dejarse llevar por la histeria a la primera noticia que escuchemos. Que los políticos, ya lo sabemos todos, son de lengua fácil y mente corta. Y la masa, demasiado influenciable.

Comentarios

Luis Calvo ha dicho que…
Pues yo estoy mosqueado con Alemania por haber echado por tierra mi idílica visión de la eficacia germana y la seriedad de la próspera Europa central. En represalia me comprometo a no comprar ningún Audi, BMW o Mercedes en los próximos años.

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