Perros Viejos

S
e me acaba de disparar la hormona y ahora mismo estoy segregando "conspiratonina" a tope. Hacía tiempo que no me pasaba, pero es normal, después de varios años viendo lo mismo en los medios, tenía el sistema de alerta en reposo, relajado o, más bien, "apachorrado".

Lo que sucedió en Barcelona hace un par de días me huele muy mal. Pero que muy mucho a chamusquina. Sólo hay que ver las reacciones de los políticos y los comentarios de la prensa para entender un poco todo lo que sucedió. Aunque el porqué sucedió, sólo puede ser especulado.

Una cosa está clara, el Movimiento 15M, está fastidiando mucho a los políticos. Tanto es así, que han visto los lamentables y deplorables actos de violencia como una forma de hincarles el diente y, de paso, echar abajo y tirar por tierra todo lo que se estaba consiguiendo. Les faltó tiempo para que, todos los partidos, sin excepción, ni distinción de signo, condenaran (lógica, naturalmente y con toda la razón del mundo) el ataque, los insultos y las vejaciones a las que fueron sometidos algunos de los diputados que intentaron acceder al Parlamento Catalán. Pero, asimismo, aprovecharon para desprestigiar a todo el movimiento, a todas las protestas, a todo el esfuerzo por hacerse oir, que mucha gente, durante mucho tiempo y salvando muchas dificultades (cargas policiales, totalmente desmesuradas, incluídas) ha estado haciendo. Y eso, es tan injusto como que te escupan, te insulten o te pinten con spray tu gabardina de Chanel.

Me gustaría saber porqué los mismos que ayer acusaban al movimiento de radicalizarse (por arte de magia y de la noche a la mañana) no son capaces de aceptar la realidad y afirmar que los detenidos, son viejos conocidos de las fuerzas de seguridad. Activistas veteranos de los grupos anti-sistema, que buscan cualquier excusa y aprovechan cualquier oportunidad para montar su numerito y hacer daño, que es lo único que saben hacer. Soy yo que no los conozco y sólo los he visto actuar en las concentraciones contra el G20, por televisión, y en cuanto vi su modus operandi los calé. En cuanto avisté a cuatro o cinco de ellos tapándose la cara al ver que estaban siendo grabados tras apedrear unas cuantas "lecheras" (furgoneta de transporte de la policía, llamadas así porque en ellas van los que reparten leches) de manera automática e instintiva, me di cuenta de que esos no eran los mismos que acamparon en la Plaza Cataluña, ni los que salieron a manifestarse por las calles el quince de mayo. Esos no son "indignados" en todo caso se les puede llamar "encabronados" porque llevan así toda la vida. Esos son profesionales del disturbio. Y eso lo saben los políticos, todos, porque, entre otras cosas, tienen información sobre estos tipejos, de primerísima mano ya que, efectivamente, había infiltrados de los mossos entre los "manifestantes". Lo que me molesta es que aún sabiéndolo, tengan la desfachatez de insultar al resto de personas que se han manifestado pacíficamente durante todo este tiempo, igualándolos a terroristas, hablando de "kale borroka", como el que que comenta el partido del domingo.

No hay que extrañarse del oportunismo del político, son perros viejos y tienen a los medios a su merced, para decir lo que les salga de la punta de la corbata y dictar sentencias, que estigmatizan. Ahora acusan a todos los pacíficos de ser agitadores, criminales, terroristas callejeros y se quedan tan panchos, aún a sabiendas de que no lo son y con la certeza de conocer a los que han propiciado todo esto. Que (ahora habla mi olfato conspirador) no me extrañaría que una mano negra con origen en alguna consejería, lo haya orquestado todo desde la sombra, para desprestigiar al movimiento y, de este modo, evitar el debate sobre las protestas, hacer oídos sordos a las peticiones y, sobre todo, acallar las voces que les solicitan una reunión con ellos, porque ellos son parte del pueblo, y deben de ser escuchados. No se puede ignorar lo que está sucediendo, no se puede tildar de chiquillada, de berrinche de cuatro niñatos, de enfado de tres parados y medio, de acampada por aburrimiento de los perro-flautas, esto es algo más, y lo saben.

Pero tienen miedo, si, aunque lo nieguen. Tienen miedo porque, por primera vez en la historia, hay un grito contra su forma de vida. Contra sus privilegios, adquiridos, engordados a golpe de decreto y ordenanza. Contra la impunidad de sus actos. Contra la soberbia de los partidos, que se creen más y mejores que el pueblo, el mismo pueblo que les ha puesto donde están, de donde emana el poder que ellos ostentan y algunos detentan vergonzosamente. Temen que todo esto haga que la gente se pregunte ¿porqué? En lugar de quedarse apoltronados en el sofá viendo fútbol, toros o a la princesa del pueblo pegando berridos el sábado por la noche.

Tener miedo no es malo si ese mismo miedo hace que te replantees tu forma de vida. Pero hay que recordar que el miedo conduce a la ira y la ira es el camino más rápido para llegar al reverso tenebroso. Aunque, por desgracia, muchos de los ilustrísimos ya llevan tiempo sirviendo al Lord oscuro del poder y el dinero.

Comentarios

Ismael ha dicho que…
Subscribo cada una de tus palabras y como tal ya me expresé en otro comentario al blog de otro amigo que también hablaba del tema, aunque en otros términos.

Esto me recuerda un poco a un par de hechos ocurridos en el pasado y que los periodistas utilizaron para desprestigiar a los juegos de rol, sobre todo por su falta de información y su ansia de vender rápido a través del escándalo. Por desgracia, esa actitud de los "profesionales de la información" lo que hizo fue estigmatizarnos de por vida a los jugadores de rol.

En este caso han intentado lo mismo (como en muchas otras ocasiones). También me viene a la memoria ahora el caso de un joven al que acusaron (y "lincharon" públicamente) de haber maltratado y matado a la hija pequeña de su novia, cuando en realidad se demostró que la muerte se había producido por una caída de un columpio o algo así.

Ya no es sólo una posible conspiración por parte de los partidos políticos, que es una teoría a la que yo me he sumado desde el principio (porque ya lo hemos visto mil veces antes), sino del fomento y complicidad de los medios de "desinformación".

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