Tipos y Tipejos
dmitámoslo, a todos nos ha ocurrido. Conoces a alguien y lo clasificas directamente. Proyectas sobre esa persona la impresión que te da, le cuelgas la etiqueta y lo tratas según te haya caído bien, mal o regular, hasta el día en que te sorprende, positiva o negativamente.
Reconozco que dabas el tipo. Pero bien dado. Joven padre de familia con dos niños pequeñitos, trabajador, deportista, amable, cordial, algo bromista. Una sonrisa en la cara, siempre y buenas palabras. Te preocupabas por si molestabas al hacer ruido (no, ahora caigo en que siempre ha sido tu santa esposa la que nos preguntaba). Incluso me propusiste para ser presidente de la comunidad el año pasado. "¡Que majo!" Es lo que todo el mundo dice siempre cuando habla de ti. O, al menos, decía hasta ayer.
Soy incapaz de comprender lo que pasa por la cabeza de un caradura. Porque, igualmente, yo soy incapaz de aprovecharme de otros. Por eso no entenderé nunca tu forma de actuar. Admito que tu motivación es clara, eres un vago, un tacaño y un aprovechado. Un vago porque no te quieres molestar en buscar un aparcamiento para tu moto cada vez que vuelves a casa, por eso la llevas dejando en una zona común del parking desde hace más de cinco años. Un tacaño, porque cuando te pregunté si estarías dispuesto a pagar por dejarla en una plaza gestionada por la comunidad, me dijiste que no tenías intención de pagar nada. Y un aprovechado, porque pagando una única cuota a la comunidad por tu coche, haces doble uso de todo (puertas, luces y ascensor) y ahora me entero de que es triple porque, además, metes el coche de tu suegra todos los días en una plaza que no te pertenece y, por supuesto, sin pagar un euro, gratis, por la patilla.
Yo ya estoy rozando los cuarenta, y aunque no me quedo impasible y todas estas cosas me afecten en mayor o menor medida, sorprenderme, lo que se dice sorprenderme ya hay poco que lo haga. De modo que la noche del pasado día dos de julio. Cuando nada más empezar la reunión de comunidad, me atacaste, sin venir a cuento, a traición y esperando a que estuviera el resto de vecinos, no me sorprendí, tampoco me amedrenté, ni me amilané (porque no llevabas razón) como tal vez hubieses querido que ocurriera. Tú que te las das de dialogante, te presentaste esa noche con toda la mala intención del mundo y con la complicidad del Sr. Administrador. Dandome lecciones de como hacer las cosas y de como contar con la aceptación de la comunidad antes de hacer nada, de haber gastado muchísimo dinero, como tú planteaste aún habiendo sido autorizado a gastarme todo el dinero de la comunidad en caso necesario (incluida en esa autorización tu aprobación personal). Dinero que, dicho sea de paso, se ha incrementado gracias a mi labor cerca de un 20%. Te amparaste en el respeto que se le debe a la comunidad, a la misma comunidad a la que, minutos después, dijiste, a viva voz y grito pelado, "os jode que aparque mi moto ahí" y "esa es una actitud de comemierdas". Si, la misma comunidad a la que insultas, desprecias y tachas de tontos porque tú vas a seguir haciendo lo mismo que has estado haciendo hasta hoy, aprovecharte de ella.
Como hay que ser positivos en esta vida, extraeré lo bueno de todo aquello que ocurrió aquella noche. Pasaré por alto los insultos, las amenazas, los ademanes y malos modos y me quedaré con el sentimiento de unidad que quedó en todos los presentes al marcharte tú antes de que finalizara la reunión. Unidad de todos frente a alguien que les insultó, les amenazó y se mofó alardeando de que no iba a cambiar de actitud. Unidad que, aquí un servidor, aprovechará para que las cosas no se queden como están, y no te vayas de rositas. No lo voy a permitir.
Tal vez esa forma de actuar te valga para salirte con la tuya en otras facetas de tu vida, en casa con tu mujer, en el trabajo con compañeros, clientes o proveedores..., pero conmigo ni funciona, ni voy a pasarte una. Con peores tipos me he topado yo en mi vida, así que imagínate lo que me asusta un tipejo como tú.
Esto no ha acabado, prometido.
Comentarios
Es difícil evitar que estas cosas te afecten, por lo menos a mi, que me crispan los nervios y hasta logran quitarme el sueño algunas horas, por lo violento de la situación. Por ver como nos toman el pelo descaradamente y, encima, salen impunes de todo.
Por eso yo animo a la gente a que se implique, a que denuncie, a que luche contra la injusticia, por pequeña y ridícula que nos parezca. Porque hoy es que me aparquen una moto donde no se debe, pero mañana puede ser algo peor. ¿Vamos a esperar a que las cosas se compliquen para hacer algo?
Muchas gracias por leerme, a veces pienso que nadie lo hace.