Cuando Volvamos A Ser Felices

Lo se, llevo muchos meses sin publicar nada. Tal vez esta haya sido la fase más larga de falta de inspiración desde que en dos mil cinco inicié esto pero, lo siento, tan sólo me salían tristezas, quejas y agobios. Denuncias y arengas contra el mal que nos atenaza. Vamos, más de lo mismo que todos los días encontramos en la calle, en las conversaciones entre amigos, vecinos, conocidos y familiares. Más de hablar de "La Cosa".

"La Cosa" ha tomado muchos nombres desde que la conocimos hace ya más de cuatro años. Crisis para unos, Desaceleración para otros, Pigs, Rescates, Primas, Recesión, Burbuja, Recortes, Ajustes, Eres, etc, etc, etc. "La Cosa" que nos ha dejado a todos con este ánimo. Estamos malhumorados, cansados, tristes, apesadumbrados, quisquillosos y molestos. Hay a quien no se le ha notado el cambio, porque siempre ha sido así de simpático, pero en general todos estamos sumidos en un ambiente de preocupación tan denso que más que ambiente es ambientazo.

Por eso hoy quería escribir, ya me lo pedía el cuerpo también. Y quería intentar dar ánimos, fuerzas y esperanzas a todo aquel que las esté perdiendo. Y decirles que todo esto pasará. Como tantas otras cosas malas pasaron. Y se olvidará, como merece ser olvidado. Ya se que habrá quien me dirá que estas cosas no se pueden olvidar, lo se, lo comparto pero, admitámoslo, se olvidará. Y todo esto seguirá igual que antes, o mejor tal vez. Porque nos habremos vuelto más prudentes, más tranquilos, más pacientes. Habremos aprendido a no ser manirrotos ni derrochones. A saber vivir del presente, mirando hacia el futuro. A seguir la vida según el consejo de Polonio: "Hijo mío, ni prestes dinero ni pidas prestado".

Y por el camino que nos lleve a la verdadera felicidad, quedarán atrás corruptelas y malas gestiones. Amiguismos y compromisos adquiridos. Instituciones politizadas y políticos institucionalizados. Administraciones fantasmas y los fantasmones que las dirigen. Presidentes altivos de comunidades deficitarias y todos sus reinos de taifas. Empresarios desescrupulados adictos a los ERE. Directores poseidos por el demonio del beneficio bancario express. Politicuatres y politicuatras amamantados con el manual del partido. Y curritos analfabetos que venden su alma al diablo por unas vacaciones en Punta Cana.

Y quedarán los justos. Los que saben estar. Los que no miran sólo por si mismos. Los que quieren hacer de este un mundo mejor. Los que se preocupan. Los que luchan y se defienden. Los que no se conforman. En una palabra los buenos.

¡No desesperéis hermanos y hermanas, que esto no se acaba, aunque parezca que muchos están empeñados en que así sea¡




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