13 noviembre 2014

El Hijo Del Demonio

Suena a título de pelicula de serie B, o de sobremesa de Antena 3, que para el caso es casi lo mismo. Pero no, en verdad es un caso real y, aunque sea demasiado aventurado pensar en que el bicho sobre el que voy a hablar sea un vastago del propio Mefistofeles, bien podría formar parte del casting para el papel de Damien en un remake de La Semilla del Diablo.

"La Mafia Se Sienta a la Mesa" es un restaurante italiano de esos que podriamos llamar "de categoría". Bien ambientado, perfectamente decorado, con buena comida y con un servicio excelente, merced a una troupe de camareros bien entrenados y perfectamente escogidos por el dueño del local, todos altos, guapos, elegantes y educados. El sitio es exquisito en todos los sentidos, el unico problema que podrías encontrarte es, la clientela o, mas bien, cierto tipo de clientela.

Nos habían recomendado este sitio anteriormente, por un motivo especial, cuenta en sus instalaciones con una salita reservada para que los mas pequeños jueguen. Y no solo eso sino que, además, tienen contratada a una persona exclusivamente dedicada a "cuidar" de los niños, y escribo cuidar entre comillas porque, en realidad, su mision es evitar que los crios se maten entre si. La pobre chica demasiada tarea tiene con eso, como para encima exigirle que cuide a la marabunta que se le forma allí todos los dias. Hoy tenía tarea añadida. 

Mi Lucas es un niño inqueto, pero ni es travieso, ni malo. Tiene tres años y medio, de modo que hace lo que se espera de él, jugar y más jugar. Así que la sala infantil le ha encantado. Nos hemos tenido que levantar un par de veces a aplacarle los animos y decirle que controlara su genio, pero nada más. Lo mínimo que tiene que hacer un padre que conoce a su hijo. Se ha pasado toda la tarde yendo y viniendo del lugar. Durante una de las pausas que hacía para comer, un enano de unos cuatro años, un mico rubio con muy mala educación, se le ha acercado a decirle algo asi como "¡niño-bebé, niño-bebé!", con muy mala leche, Lucas ni lo ha mirado y ha seguido a lo suyo. Después, cuando parecía que ya se había cansado de la sala de juegos y ha preferido quedarse con Nicolás, un amiguito, un año mayor que él y más bueno que el pan, el mismo elemento de antes, ahora con otros dos niños más, ha vuelto a meterse de nuevo con Lucas, a lo que él ha respondido de la misma manera, ignorandolos. Pero yo no iba a dejar que eso pasara una tercera vez. 

Ya nos habiamos fijado en que, al comienzo de la velada, la chica al cargo de la sala infantil, se había acercado a los padres de estos tres prendas a recriminarles que sus hijos estaban pegando a los otros niños. Increiblemente, la respuesta de estos "señores" fue pasar de todo, de los niños y de la chica. Ni una reprimenda, ni una llamada de atención, ni un gesto para afearle la conducta, nada. Nadie les iba a estropear la sobremesa. Y menos una niñera. Si sus hijos se estan portando mal, es problema de la chacha, pensarían.  Pero yo no puedo quedarme quieto. A la segunda me fui a buscar a los dos micacos y les dije que no les queria ver cerca de nuestra mesa, ni que se metieran con un niño mas pequeño. El mayor se lo tomo en serio, el mas pequeño y malcriado no. Y volvió un par de veces a desafiarme, ante la actitud totalmente abulica de sus padres. La primera vez le mire fijamente y tan serio que podria haberlo atravesado. Después seguí el consejo de mi mujer y el ejemplo de Lucas y lo ignoré. Eso, supongo que será a lo que estará acostumbrado en casa, a que lo ignoren, y funcionó, al menos durante un rato. La ultima vez que se acercaron a dar por saco, a quien miré seriamente fue a uno de los padres, que se debio de acojonar por la mirada que le eché, porque corrió a llamar a su hijo, que resultó ser el que menos molestaba. Los otros progenitores ni se inmutaron.

Está claro que, en este caso y en la mayoria, los niños no tienen la culpa de comportarse como unos enanos cabrones (por mi experiencia, estos suelen ser los menos, a Dios gracias). La culpa, total y completa, es de esos padres que piensan que mientras a ellos no les molesten, sus vastagos se estan comportando divinamente, cuando, en realidad no es asi, sino todo lo contrario. Una actitud muy común en estos días en la que la gente suele anteponer su bienestar y su comodidad al del resto del mundo, sin importarle nada más, incluída la educación, los modales y el saber estar de sus hijos. A fin de cuentas, los niños no son sino meros imitadores de sus padres. Asi que eso te da una idea de la clase de personas que deben de ser esa pareja. Gente, aparentemente respetable pero, sinceramente,  con la que prefiero no relacionarme en la vida.

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