Y Que Todo Vaya Mal...

Cada vez me convenzo más de que, no sólo en este país al que todavía podemos llamar nuestro, sino en el resto del "mundo civilizado", a los políticos en general y a muchas grandes empresas en particular, les interesa que "las cosas" no funcionen. 

Pensémoslo bien. Hemos construido nuestra sociedad en base a la resolución de problemas. Nuestras instituciones se han fundado con el fin de resolver los inconvenientes que plantea la vida en particular y la vida en comunidad en general. En sus inicios lo tenían fácil para mejorar las condiciones de vida, se partía de cero, y se buscaba hacer la vida más cómoda para todos. Se construían calzadas para que el transporte y los desplazamientos fueran mejores y menos peligrosos. Se fundaron sociedades médicas y farmacéuticas para combatir las plagas que azotaban a la humanidad. Se formaron los gremios porque los profesionales se dieron cuenta de que juntos podían luchar mejor contra las adversidades. Nacieron las sociedades culturales y económicas para la difusión de la cultura y la mejora del comercio. Y, en paralelo a la evolución y perfeccionamiento de la sociedad, creció el sistema político y de gobierno, que sentaba las bases de la convivencia y regulaba todas las actividades para que no se cometieran excesos ni abusos. Todo este entramado de sociedades e instituciones ha conseguido que, a día de hoy, la sociedad haya prosperado de manera impensable hace tan sólo cien años.

Los sistemas sanitarios y educativos, las comunicaciones por vía terrestre, marítima y aérea, los sistemas productivos..., todo, en general, funciona como debe de funcionar. Tras la experiencia de miles de años y con su continua evolución y adaptación a las nuevas circunstancias y nuevas tecnologías. Este factor, el de las nuevas tecnologías, ha supuesto un salto cuantitativo y cualitativo en la gestión de todo en nuestras vidas, haciendo posible resolver problemas que hace veinte años eran insalvables o requerían una eternidad para solucionarse. 

Entonces, si todo está preparado, si existe una estructura firme y sólida, si tenemos los medios ¿porqué las cosas no funcionan como deben? ¿Porqué hay problemas con la sanidad y la educación? ¿Porqué las infraestructuras no están en buen estado? Pensando mal (Piensa mal y acertarás) yo creo que a muchos sectores les interesa que el sistema no funcione de manera adecuada. Principalmente al político, que basa su esquema de trabajo en resolver problemas, de manera que, si no hubiera problemas que resolver, o bien las cosas funcionaran de manera más o menos adecuada, una gran parte del entramado institucional que se ha generado a lo largo de los años no tendría sentido de seguir existiendo. Y esto es un sinsentido porque, si lo pensamos bien, se han creado organismos e instituciones para administrar, gestionar y controlar entes públicos y, no sólo no han conseguido que estos funcionen mejor sino que han empeorado. Y ¿qué se hace cuando esto ocurre? Bueno, la solución que hasta ahora nos han dado es crear más instituciones de control del tipo "Comisión Permanente" u "Observatorio de Tal", que no resuelven el problema y que al final lo que hacen es engrosar la cantidad de gente que vive del erario público.

Por lo tanto, cada vez veo más claro que a los que "manejan el cotarro" no les interesa que las cosas vayan demasiado bien. Porque se quedarían sin trabajo. El problema es que esto no se puede sostener durante un periodo demasiado prolongado en el tiempo, ya que las consecuencias van pesando cada vez más, sobre todo en el ámbito social. Si cada vez hay más gasto público, sin sentido, si en lugar de destinar el dinero en mejorar los servicios, se pierde en crear nuevos estamentos de control que al final no controlan nada. La gente acaba por cansarse de no recibir los servicios que demandan y que les corresponden por ley y, el cansancio en la sociedad es muy malo. Provoca sentimientos de descontento, indignación y acaba por derivar en actitudes tanto revolucionarias ("esto no va bien, acabemos con todo") como reaccionarias ("esto iba mejor antes, que vuelva lo que teníamos"). Y ya todo es blanco o negro. 

Lo estamos viendo hoy día con estupideces impensables del estilo de "turismofobia" en zonas que viven del turismo (Barcelona, Venecia...) o con los conflictos con los "supremacistas blancos" en el sur de Estados Unidos. El mundo está llegando a un nivel de ridículo tan extremo que novelas como "El Hombre en el Castillo" de un genio de la ciencia ficción como es Phillip K. Dick, se han hecho realidad al ver a Nazis caminando con esvásticas en el corazón de América.

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