S.A.R. D. Alfredo Perez Rubalcaba

Ver la televisión se está convirtiendo en un auténtico reto a mi tolerancia personal, que es grande, pero como todo en esta vida, tiene sus límites. El pasado martes, de entre toda la “variada” parrilla televisiva en horario “prime time”, no pude evitar quedarme a ver el nuevo programa de TVE “Tengo una pregunta para usted”, donde cien ciudadanos se presentaban ante el presidente del gobierno para formularle las preguntas que a ellos más les importaban. Al parecer todas las cuestiones tenían cabida, no había censura y tampoco preguntas preparadas por los asesores del presidente.

La cosa no fue mal del todo. Tal vez a algunos aprovecharon su oportunidad para preguntar por casos demasiado específicos, de su entorno o que afectaban a una minoría dentro de la sociedad. Pero a grandes rasgos estuvo bien. Se tocó el caso del terrorista muerto de hambre, del terrorista con pensión vitalicia de congresista y del miedo de los Navarros a que se venda su tierra a los asesinos y sus compinches. Se habló de la despoblación del medio rural, de los problemas laborales, de la falta de trabajo, del problema de la vivienda. También de la inmigración, del maltrato a las mujeres, prácticamente de todo lo que nos preocupa. Lo pillé empezado, así que supongo que también se habló de la delincuencia y de la crispación política, una lástima, pero me lo perdí. También lo del precio del café, cosa sobre la que un servidor ya escribió hace tiempo en “Protestas De Todo A Un Euro” y que ha tenido, al parecer demasiada repercusión anecdótica, cuando se debía tomar como ejemplo de cómo está el país.

Lo que digo, la cosa no iba mal hasta que se levantó un chico, que ya solo al abrir la boca y piropear al presidente se delató a sí mismo. Con un acento catalán extremadamente marcado, que a mí personalmente me gusta, y una forma de vestir que me recordaba a Luis Piedrahita (el mago cómico de la cadena Cuatro) el chico destacaba. La pregunta que hizo se la pudo ahorrar, ya que simplemente con el planteamiento que realizó al principio quedaba bastante claro por donde iba a salir el muchacho. Lanzó una serie de datos económicos, públicos sobre el gasto que supone mantener a la familia real, bueno, más concretamente a S.A.R. D. Felipe de Borbón y Grecia, Príncipe de Asturias. Que si la casa del príncipe costó tanto, que si su boda costó cuanto que si no sequé, que si no se cual. Cuando terminó se declaró anti-monárquico y republicano (¡Je! ¿Quién lo hubiera adivinado?). Tras reclamar un referéndum sobre la continuidad de la Monarquía, se despidió con una frase de esas que hacen historia (historias para olvidar, claro está) “Para como nos representa el Rey, igual de bien o mejor lo podría hacer Rubalcaba” -“¡Valiente gilipollez!”- Gracias a Dios, con todo lo mal que a uno le pueda caer un político como el presidente, estando o no de acuerdo con su forma de dirigir el país, tengo que reconocer que el Sr. Rodríguez Zapatero respondió como debía responder ante la pregunta de este individuo. El Rey ha sido uno de los pilares de la democracia en España y lo es de la Constitución y así seguirá siendo por muchos años, y por extensiva la monarquía y su sucesor el Príncipe Felipe. Ahí el presidente ganó muchos puntos para mí, todavía tiene que mejorar en muchas cosas, nadie es perfecto, pero que dejara clara esa postura me pareció una auténtica lección de saber donde está y cual es el lugar que a cada uno corresponde.

Que me perdonen mis amigos republicanos, que tengo unos cuantos y muy buenos, pero aquí el que suscribe, hoy y a vox populi se declara monárquico y demócrata. No por dar por saco como lo hacen muchos que se jactan de ser republicanos, anarquistas o rojillos a fin de protestar contra el sistema y sus cabezas visibles. Tampoco por ir en contra de lo que parece ser una moda de banderas antediluvianas y consignas más pasadas que una piedra Pómez de hace veinte años, ya sean estas rojas o azules. No, lo mío es por convicción de hace muchos años, lo de demócrata porque creo que es la mejor de las formas de gobierno que existe en la actualidad, aunque hoy día esté más que corrompida y se haya convertido en la menos mala de las formas de gobierno. Lo de monárquico si que lo tengo claro, aparte de mi simpatía personal por toda la familia real, siempre he sido de la opinión de que para moverse en ciertas esferas hay que pertenecer a ellas. Esto es, cualquiera no está capacitado para ejercer las funciones que ejerce un Rey, por muy preparada que esté esa persona. Un rey nace, vive y muere para servir a su país y, por desgracia, un político ni nace político, ni vive para servir y, en la mayoría de las veces, muere mucho después de haber dejado la vida pública (algunos incluso dejan de servir antes de entrar activamente en política). Uno puede estar de acuerdo o no en lo referente al enorme presupuesto anual que maneja la casa real, pero nunca en admitir que para ejercer las funciones que desarrolla esta institución se necesite tal cantidad de dinero. La monarquía da más prestigio y estabilidad a este país del que cualquier representante político pueda dar en la vida y eso es un hecho fácilmente constatable si miramos al resto de países del mundo. Dejar la Jefatura del Estado en manos de un cualquiera nos puede llevar a situaciones del tipo George W. Bush o Hugo Chávez, gente que, embriagados de poder y sin preparación para ejercerlo acaba poniendo a su país en el mayor de los ridículos o en el mayor de los peligros. No amigo, lo de Rubalcaba no fue el mejor ejemplo, para ser rey lo mínimo que se necesita es presencia y saber estar, este señor, bueno, presencia, lo que se dice presencia tiene la que hay que tener y, con respecto a lo de saber estar, bueno, no lo conozco de puertas adentro, pero cuando sale en público y abre la boca, ¿cómo lo diría yo? Pues que cada vez que habla sube el pan.

La semana que viene estaré atento a la participación de Mariano Rajoy, que visto lo visto y como está el panorama promete ser tan divertida como la del Presidente y, seguramente, igual de enervante.

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